Como los turrones, por Navidad, volvían The Right Ons. Aquella banda de la que nos despedíamos hará cosa de un año se ha recompuesto, amoldado a las nuevas tendencias y cambiado su estilo sin perder la chispa de siempre. Buscando un nuevo camino que recorrer para crecer a la vez que su música, han encontrado un volcán junto al que entrar en erupción. Madrid siempre es un buen lugar en el que estallar rodeado de fuego y lava.
Cita con la capital, cerca del epicentro de la misma, todas las alarmas activadas; la noche prometía Rock, guitarras, sonidos contundentes y un gran abanico de lo que han sido capaces de hacer The Right Ons, y de la nueva etapa que viene por delante. Una banda cómoda con ellos mismos, con muchos años de amistad sobre sus espaldas. Una banda que comparte más allá de la música. Todos esos guiños que quedan detrás de los instrumentos, son palpables a la hora de trabajar en equipo.
De nuevo las balconadas de oro y ornamentos presenciaban el show del rock. Primera planta llena de caras conocidas del mundo del espectáculo, para nadie era un día más, todos queríamos compartir con ellos su debut volcánico en Madrid. Sin darnos cuenta salían a escena los protagonistas de la noche abanderados por uno de sus himnos de siempre, con la voz rasgada de Álvaro y los instrumentos generando ese sonido tan característico que nace de los Right Ons desde los inicios.
Era el día perfecto, y así nos lo cantaban en nuestro idioma, reivindicando que los tiempos no son fáciles, y no por ello se van a callar. Ritmos pegadizos como bandera de este nuevo trabajo y ese NaNaNa tan sencillo de cantar con ellos para elevar la voz que jugaba a deslizarse entre aquellas canciones que ya son un himno de la banda. Momento de agradecer, gracias por bailar en inglés y en castellano, para los de siempre y para los nuevos, brindis, guiños, estar rodeado de amigos, sobre el escenario y bajo el, siempre es bueno para lucir sonrisa de felicidad.
Entre medias de una lluvia de confeti blanca se retiraban para coger aire y salir de nuevo. Dejaban profunda huella en el escenario de la Joy con sus golpes marcados a base de subidas a la Montaña, con el esfuerzo que ello conlleva.
No podíamos decir hasta luego sin volver a encender la Radio una vez más. Desenfreno y éxtasis para decir adiós. Con mucha elegancia, y sin permanecer demasiado tiempo extra sobre el escenario, mano en alto y baile incluido, algo parecido a una brisa lejana se llevaba a los Raitones del escenario.
Autor: Shara Sánchez