
A estas alturas, después de cinco ediciones de un festival perfectamente confeccionado y de unas cuantas citas maravillosas en su edición Ciudad, tenemos más que claro que si Tomavistas nos dice “ven”, nosotros dejamos todo y vamos prestos a su encuentro. Por Navidad nos regalaban el anuncio de lo que vendría y ese adelanto era nada más y nada menos que un cartel con Temples y Quentin Gas y los Zíngaros para nuestro deleite en la madrileña Sala Riviera. La espera se hacía larga, pero por fin ayer el calendario llegaba al día marcado.
Sin caer en la obviedad, sí queremos explicaros que para nosotros Temples son los reyes de la psicodelia británica actual. Con dos discos publicados que solo han cosechado elogios desde todos los puntos del globo y un tercero en confección, han logrado consolidar sobradamente aquello que ya se preveía en el 2014. No en vano Rough Trade ponía su nombre en mayúsculas en las tiendas, nombrándoles artista del año. Por su parte Quentin Gas y los Zíngaros nos han hecho caer rendidos ante la “quinquidelia”, este nuevo estilo que reclama su hueco dentro de la música nacional. No solo se ha establecido con fuerza en estos dos últimos años, también ha ido escalado ganándose a cierto sector del público que ha dejado de conformarse con lo pautado y siente la necesidad de caer en terrenos inexplorados. Así pues, con todo, nos dirigimos anoche a La Riviera para entregarnos a este viaje.
Intenso y fugaz, así era el tiempo de Quentin Gas y los Zíngaros, que iniciaban su show cargados de una energía digna de admiración, mientras los más madrugadores apenas llenaban la sala. Mucho peor para los rezagados que se perdían un concierto brillante donde el flamenco refulgía y las guitarras escalaban hasta el cielo con sonidos que ni siquiera podíamos haber imaginado. El derroche de música culminaba con un momento a capela, donde por fin se hacía el silencio. Si ya estábamos enamorados de esta banda y su Sinfonía Universal Cap.02, anoche nos quedamos boquiabiertos con su personal estilo sobre las tablas.
De Kettering a Madrid ataviados con un atuendo sacado del guardarropa más glamuroso de los sesenta, se presentaban de nuevo los Temples ante nuestra ciudad. Tercera vez para ellos y para nosotros en casa. De nuevo sentenciaron que están a otro nivel musicalmente hablando. Melodías perfectas con un sonido mucho más perfilado que en los discos. Fueron capaces de dejarnos un set list perfecto en el que todas las canciones importantes tuvieron su momento para brillar. Los tímidos “gracias” por parte de Bagshaw, vocalista de la banda, fueron prácticamente la única interacción fuera de sus canciones. A veces no hay mucho que decir si la música actúa con tal protagonismo.
No sabemos cuándo estará listo el nuevo trabajo de los británicos, pero si tenemos claro que si nos piden opinión, queremos que vuelvan a estar en la quiniela Tomavistas para el año de su estreno.
Autor: Shara Sánchez
Fotos: Carlos Toe