Los temas de Ruidoblanco van más allá de una melodía con una buena letra. Son un pequeño engranaje que se cuela dentro de uno mismo, y mueve de forma lenta algunos de los sentimientos que forjan la personalidad.
La música de Ruidoblanco llega a ti, te cambia, te transforma y a la vez te reafirma.
Con este sentimiento nos sentábamos en los escalones de la Sala El Sol a la espera de poder disfrutar de la presentación madrileña de El hombre que Habita el Mundo.
Comenzaba la andanza en la que no sabíamos si mostrar nuestra admiración más plena a los que a nuestro lado se encontraban, o a los músicos que estaban a punto de llenar el escenario con su presencia, pues entre nosotros estaban muchos de los mecenas que han hecho posible que el grupo tuviera la oportunidad de sacar este EP. Durante un lapso de tiempo, fue un hecho que no se podría editar si no era por la recaudación popular. Pero afortunadamente los cinco temas que lo componen, y toda la energía que desprenden logró salir a flote frente a las limitaciones monetarias.
Con una precisión instrumental digna de un grupo de primera línea, se plantaban sobre el escenario los 5 componentes, encajando la musicalidad que rebosan en sus instrumentos, y sin demasiada charla, pero con algún tinte de rabia en la voz de Salva al cantar, comenzaban a tocar.
Intentando imaginar un mundo paralelo donde sólo la música de Ruidoblanco nos cuente verdades crueles, ciudades grises, o tipos tan feos que salen en las noticias, avanzaba una noche en la que nos trasladábamos del pasado al presente midiendo el tiempo con canciones.
Hipnotizados con el sonido de una melódica, absortos ante la mirada de los más frágiles o cantando a ritmos frenéticos con tintes lesbianos y granadinos que se entremezclaban con sus propias canciones nos conquistaban hasta llevarnos a Desaparecer.
Dando las gracias a Madrid, a los que han hecho posible que la música gane la batalla a las monedas que la dan forma, y a todo el equipo que detrás de ellos les ayudan a llegar a un mayor número de personas se despedían de la Sala El Sol y de todos nosotros.
Hasta pronto Ruidoblanco, seguiremos cuidando la maquinaria de nuestra alma a base de vuestra música.