Descubrir cuando llega el tiempo de los nísperos es algo que nos ha aportado la grandeza de saber cuando hay que malgastar el ritmo, y con quien. Ya veníamos de una familia de Hijos únicos que nos había cautivado hasta límites insólitos, pero charlar con Manu de los entresijos de un buen cortejo y crear así la receta de la mermelada de Níspero, fue sin duda la gota que colmó el vaso de nuestro particular cocktail.
LBM – Ya que dudáis que el amor nos salve… dinos además de los nísperos ¿qué otro antibiótico nos puede salvar de esta vida gris?
Manu – Lo que pasa es que a la vez que dudo que el amor nos salve, pues lo único que nos salva es buscarlo, pero sabiendo que no hay éxito al final. Pero bueno, es lo que te entretiene en la vida. No estoy diciendo nada que no se haya dicho mil veces, pero al final es el viaje, no la meta. Entonces eso: buscar y fracasar una y otra vez, engañarte pensando que la próxima vez va a ser diferente, pero no. Básicamente eso.
LBM – Os acompañáis en algunas ocasiones de más músicos, supongo que eso parte de un miedo escénico… porque musicalmente sonáis de lujo. Pero ¿hay algún sonido que os falte y no hayáis encontrado?
Manu – Si cuando hicimos el primer disco me hubieran dicho que nos iba a dar para hacer una rumba, pues no lo hubiera pensado nunca. Imagino que hay cosas que te podría decir, como que nunca haríamos una canción reggae porque lo asocias a cuando lo intentaron Seguridad Social y parecía un disparate, que luego es lo mismo que hacen Vampire Weekend y por lo visto está de puta madre, pero puedes intercambiar un disco con otro y ahí va.
Pero no, yo creo que nunca enlazaríamos estilos con una pureza muy grande: no haríamos flamenco, no haríamos música de cámara… Pero intentar acercarnos de alguna manera a cualquier estilo es lo que nos mantiene vivos, es lo que hace que no nos aburramos al afrontar las canciones.
LBM – ¿Cuál es realmente vuestro ánimo de lucro en este mundillo?
Manu – Hombre, el ánimo de lucro es, por un lado, tener los pies en la tierra y por otro, no renunciar a nada. Entonces, a mí si me preguntas que quiero conseguir, pues quiero conseguirlo todo. Pero si me preguntas que creo que voy a conseguir, pues relativamente poco, sobre todo en cuanto a nivel económico. Porque esa falsa modestia que la gente que dice que no querría sonar en radio-fórmulas o algo así, no; yo quiero que mis canciones lleguen a cuanta más gente mejor. Luego la realidad es la que es, el mercado es el que es y mis canciones tienen las peculiaridades que tienen. Eso hace que no te puedas plantear hacerte de oro con esto, porque no se hace de oro la gente que sale en grandes multinacionales, así que nosotros menos.
Pero bueno, nuestros discos no nos vienen costando dinero, más o menos… Quiero decir: con lo de una gira pagamos el siguiente disco, no solemos palmar dinero en las salidas, no nos volvemos con un pufo de haber tocado los temas y haber perdido 500 euros por haber tocado en no sé dónde. Entonces en ese sentido ya estamos más que satisfechos. Yo con que cada disco pague el siguiente y pueda seguir grabando discos, soy feliz.
LBM- A raíz, de esto, ¿qué preferís: CD, vinilo, i-tunes, clips o mejor el boca a boca?
Manu – Pues a mí me da un poco igual. Yo creo que con eso del vinilo hay mucho proselitismo. Por ejemplo, a Iván le gusta mucho el vinilo y lo defiende a muerte, pero al final el 90% de la música que escuchamos, la escuchamos en MP3 con los cascos. Entonces yo quiero que las canciones sean buenas, luego el resto me importa menos.
El CD es un formato que está muy vilipendiado ahora y al final todo es igual: dentro de diez años reivindicar el CD será lo más cool del mundo. No estoy con esto tirando por tierra el sonido del vinilo, que si la gente dice que suena mejor ellos sabrán, será por algo, estará justificado. Pero ya te digo que hay mucho de moda, de hacerse el distinto.
Fíjate que ahora se reivindica la cassette, que la gente dice que el cassette es lo mejor. ¡Pero cómo va a ser lo mejor si uno se tiene que volver loco hasta que encuentra la canción! Otra cosa es que tú lo recuerdes con añoranza de tu infancia o el rollo de grabarle un cassette a alguien… Pues eso lo puedo entender, pero no me digas que el formato mola, porque mola regular.
LBM- Los de los bolis BIC lo agradecerían… (risas)
Manu – ¡Claro, yo me estaba acordando de eso! Para no gastar pilas y todo eso. Pero en cuanto formato ya te digo que no soy muy partidario…
Aunque le tengo cierto cariño al CD, porque la música la empecé a comprar en CD. Recuerdo ir a las tiendas de discos -cuando había tiendas de discos- y empezaba el recorrido en Tribunal y bajaba hasta Ópera, a Discos del Sur. Y llegaba a casa con mis 4 o 5 cedés. Recuerdo el camino hasta mi casa en el autobús, abriéndolos uno a uno, mirando el libreto y todo eso… En ese sentido sí que es algo a lo que le tengo mucho cariño y ese formato me gusta.
Y me gusta el cedé de plastiquete, al resto del grupo no, pero a mí me gusta el plastiquete. Me parece guay, incluso sacaría uno con el fondo negro como se hacía antes o sin la foto de detrás, lo dejaría en negro. Pero esto no deja de ser una tontería nostálgica, no tiene ningún sentido. Pero bueno…
LBM- La verdad es que nos sorprende bastante la portada del disco. El diseño no sé porque lo habéis elegido, pero nos parece que podría haber dado mucho más juego el “Tiempo de nísperos”, o ¿queríais algo muy simple?
Manu – El diseño es obra de Eli. Ella lo que quería hacer era una portada que fuese como muy clásica y a la vez elegante. Que cuando dentro de diez años la gente no se acuerde de este disco y lo metas mezclado, pues pueda parecer de un grupo de los 80 o de un disco de música clásica. Y eso era un poco lo que ella quería hacer con la portada.
LBM – ¿La historia de la clínica de venéreas es autobiográfica? Espera… ¡dímelo en catalán!
Manu – (risas) En lo relativo a las venéreas, no. Eso es una broma privada que yo tenía con una chica. Pero la chica de la canción sí que existe y hay varios rasgos relativamente reconocibles de ella, hasta el punto de que hay gente que luego le ha preguntado si era ella, incluso sin conocerla. La verdad es que si después de eso no me ha dejado de hablar… (risas)
Pero sí, todo el disco tiene mucho de autobiográfico. Si nos lo preguntaras del disco anterior os podría decir la broma que hacíamos siempre: ¿Nunca has sido la novia de un superhéroe al que abandonaran por ahí? Pero en este sí que es abiertamente autobiográfico, la parte de mis canciones. Hablan muy abiertamente de mi relación, de mi ruptura con esta chica y demás. Y bueno, la historia es bastante real; no en cuanto al origen pero si en cuanto a lo que quería expresar como metáfora de lo de la clínica de venéreas, que es como el bagaje que llevamos detrás y que impide que una relación nueva avance y florezca. La forma en que las heridas anteriores te impiden entregarte a pelo a otra persona.
LBM- La receta para un buen cortejo es:
– ser un buen caballero y tomar Orfidal
– decir puta cuando quieres decir te quiero
– pista, baile, disco
Añade tú el cuarto y el quinto paso.
Manu – Pues generalmente es algo de lo que no soy consciente: cuando estoy cortejando se me pone acento catalán. Al resto del grupo les hace mucha risa porque en general se me pegan mucho los acentos y de repente, a los cinco segundos de estar en Galicia hablo en gallego, a los tres segundos de estar con un canario hablo en canario y así en general.
Pero el catalán me pierde especialmente cuando estoy tonteando con una chica. De repente empiezo a poner acento y el resto del grupo me dice ¿Qué, Manu, ya estás ligando? Entonces ese es el cuarto.
Y el quinto es intentar no acabar en la clínica de venéreas a la mañana siguiente, para que todo tenga un final feliz.
LBM- Los Rusos Blancos se presentan en un vaso no muy llamativo pero al primer sorbo, te levantan de la silla y te ponen a tono. ¿Cuáles son las proporciones de letras ácidas, melodías cautivadoras y mala leche para conseguirlo?
Manu – Hombre, el equilibrio entre melodía y letra siempre es complicado. A veces Javi se enfada mucho conmigo porque la letra no entra con la melodía, a veces le digo más sílabas de las que pueden entrar. En ocasiones tienes que hacer por un lado una cosa y otra por otro, y no siempre se acierta del todo.
Cuando empezaron las entrevistas y las reseñas del grupo, la gente decía: “¡Qué sentido del humor!” Y yo pensaba que no cuento más que miserias. Lo que pasa es que lo cuento desde una perspectiva no habitual y eso hace que la gente lo llame humor, cuando yo estoy intentando instaurar un drama poco convencional. Pero no hay manera. Creo que intentar quitarle peso a las cosas está bien.
También me preguntaban por el contraste entre melodías alegres y letras tristes. Y he explicado que si tú en una letra un poco dura, como Orfidal y Caballero, cantas el estribillo con voz monótona y tono de bajón, pues la canción sería insufrible, no habría quien la aguantase. Creo que la manera de contar las historias también tiene un poco de eso. Hay algunas hacia el final del disco, como Algunas Cosas, que si que tiré un poco de cantar la historia desnuda sin mucho humor. Pero si en el resto de las canciones hubiese contado todo en plan drama, creo que el disco sería un coñazo.
LBM- Elige una de dos:
-Níspero o áspero
Manu – Níspero, sin duda. El níspero lo es todo. La gente sale por ahí, se droga y se olvida de comer fruta. Quiero decir, está bien. Además de drogarte también puedes comer fruta. No hay que decir que no a nada.
LBM – Star Wars o Star Trek
Manu – Pues… Star Wars. Creo que nunca he visto Star Trek, es una cosa muy americana. Aquí en España ya es un nivel de frikismo muy elevado, tienes que estar muy pro para estar ahí metido.
LBM – Zapatos o Vans
Manu – Mira, como llevo Vans, pues Vans. Zapatos solo tenía el par que usaba para ir a trabajar, que cuando acabé el contrato estaban ya para tirar, no se tenían ya en pie… Eso sí, por doce euros que los encontré, bastante buenos me salieron, me duraron casi un año. (risas) No tengo más pares de zapatos pero por falta de dinero, no porque no me gusten.
LBM – Una película de vaqueros o una de Meg Ryan
Manu – Pues seguramente me quedaría con una de Meg Ryan. Sí… Es que a mí las comedias románticas me vuelven loco, es mi género favorito del cine con diferencia. Además yo quiero llamar “Comedia romántica” a un disco de Rusos, pero yo creo que no me van a dejar (risas).
LBM – ¡Pues yo creo que os quedaría genial, os pega un montón!
Manu – Sí, a mí me parece que está bien, pero habría que buscar un disco con final feliz. Entonces depende ya de muchos factores que no están a mi alcance, como conseguir tener una relación de pareja duradera, cosas que se me escapan.
«Intentar acercarnos de alguna manera a cualquier estilo es lo que nos mantiene vivos, es lo que hace que no nos aburramos al afrontar las canciones» - Manu -
LBM – Ya sabemos que todo el mundo habla sobre lo mismo siempre, ¿será mejor decir lo que nos venga en gana aunque a veces nuestras palabras no acierten?
Manu – Yo creo que sí, que lo bueno es expresar un poco lo que te parezca. Cuando estábamos haciendo Hogareña, que fue la última canción del disco, cuando llegué al estribillo y canté lo de “hablo sobre lo mismo siempre”, vi que a Eli le daba la risa y me dijo: “¡Por qué has dicho eso, que si no te mandaba a tomar por culo la canción!”. Porque dijo que ella estaba pensando lo mismo: “¡Este tío está siempre con la misma mierda!”.
Sí, intentar contar las cosas de la manera más propia posible. Yo creo que es lo mejor que se puede hacer.
LBM – Top 5 canciones para hacer unos huevos fritos un domingo por la mañana.
Manu – ¡Buff, madre mía! A ver… ¡Es complicadísimo! Huevos fritos por la mañana… Es que tendría que pensar de resacón absoluto… Algo de Eels, algo así de las cosas oscuras suyas… De subidón, pues algo de funky… Algo de Kool and the Gang, por ejemplo. Y no lo sé, es muy complicado. Creo que es la pregunta más difícil que me han hecho en mi vida.
LBM – ¡Nos gusta haceros pensar!
Manu – Creo que me quedo sin respuesta para cinco canciones para huevos fritos. Esa la tengo pendiente. Para el siguiente disco cuando hagamos entrevista, prometo venir con cinco canciones para huevos fritos. Lo juro.
LBM – Nos acordaremos y la pondremos. Y para acabar: ¿Un grupo al que no pares de escuchar?
Manu – Eso cualquier persona que siga el Twitter o el Facebook de Rusos lo sabe, pero a Jens Lekman siempre, por encima de todo.
Los que son jóvenes que aprovechen para descubrir a Paul Simon. Los que son mayores que aprovechen para redescubrirle.
Y Auryn (risas). Mira, Auryn no te voy a decir que me gustan, pero una de sus apariciones más estelares fue en el programa del “El disco del Año”. Yo trabajaba ahí y de repente vi como todas las chicas se volvieron locas con ellos. De todos los grupos que actuaron esa noche, fueron los que más levantaron al público y eso hay que valorarlo. Aparte llevaban a tres cheerleaders absurdas haciendo una coreografía, que no sé si eran sus amigas, pero era muy gracioso todo. Hombre de las dos canciones que hicieron hubo una que me pareció interesante: hicieron como un medley… Hubo una que me pareció interesante y otra que me pareció un disparate. Pero bueno, no les he seguido mucho más la pista.
Mira, vamos a recomendar a Montserrat, que está muy bien. Y también, una de mis canciones favoritas de este año es de Pablo Magariños, que es el que toca la percusión con nosotros y es batería de Montserrat. Es una canción que se llama “Vente pa Valladolid”, que no la ha editado todavía, no sé qué va a hacer con ella. Adaptó un pregón de la guerra de una vieja que encontró en un disco de vinilo: La vieja está dando un pregón de un hombre que va a la guerra y allí se entera de que han matado a su mujer y va al pueblo a ver si la encuentra, ve al fantasma de su mujer que le dice que se vaya pa’ Valladolid, que se case y que busque mujeres nuevas. Es preciosa.
LBM – Y una fuente de inspiración, algún artista…
Manu – El otro día quedé para tomar unas cañas con Fran Nixon y con otro amigo nuestro. Y la verdad es que cada vez que quedo con Fran me voy con tres o cuatro ideas de las bromas que hacemos. Fran siempre es una buena fuente de inspiración, aunque solo sea hablando con él, no solo sus canciones, siempre propone ideas interesantes.
LBM – Yo espero que para el próximo concierto en la Sala Sol, lleves un cambio de vestuario como las folclóricas.
Manu – (risas) Pues deberíamos haberlo hecho, porque no te imaginas el calor que pasamos. ¡No te puedes imaginar que calor tenía! Lo teníamos que haber hecho.
LBM – Ya me imagino la bata de cola…
Manu – Sí. O como hacía Morrissey en las últimas giras, que se quita la camisa, se limpia el sudor y la tira y tal. Pero bueno, yo cuando tenga 50 ya podré descamisarme sin pudor. Ahora mismo me da un poco de cosa.
GRACIAS A CAFÉ LA PACA, PORQUE CADA VEZ QUE NOS SENTAMOS BAJO EL ESPEJO DEL CORAZON, NOS SENTIMOS EN UN UNIVERSO PARALELO, EN EL QUE LA MÚSICA TIENE UN LUGAR DONDE VIVIR Y SER CUIDADA.