Sin cruzar palabra con el público, pues el idioma universal de la música es su manera de comunicarse, salían al escenario de la Sala El Sol. Cargados de sonidos ya experimentados en los últimos días, con 3 conciertos en 48h, nos miraban a los ojos directamente a través de sus instrumentos.
Y si los chicos de Neuman habían prometido que lo que viviríamos en El Sol sería épico, la noche comenzaba ya desde el principio del Set marcando dimensiones que se escapaban a nuestro control. Alfombra bajo sus pies y ansias de conquistar Madrid a ritmo de Bye Fear Hi Love. Y si en cada tema el In Crescendo es marca de la casa, el concierto se mantenía en un estado vital de guitarras y energía que nos acompañaban mientras entonábamos al unísono con ellos.
Dotados de un misticismo más que propio, imponían silencio en la sala simplemente con la contundencia de lo que expresaban en sus notas. Se adueñaban de los presentes. Ni uno solo de los espíritus que habían elegido pasar su sábado noche con una Estrella Galicia y buena música, tenía dudas de que la elección había sido la correcta.
Su contagiosa manera de dejar fluir la música, y verla enredarse entre nosotros se afincaba en Madrid. Y sin demasiados adornos que poner a un espectáculo gobernado por lo importante, nos llevaban a un bis de temas infinitos.
Tocaba su fin el dominio murciano de la noche madrileña, con pocas ganas de volver a casa por parte de todos , los de encima del escenario y los de abajo, recogíamos nuestras pertenecías, esas que habíamos sacado sin apenas darnos cuenta, y volvíamos a casa, con los oídos repletos de vivencias, y distorsiones.
Solo podemos decir, en pocas palabras, Neuman son guitarras.