Con elegancia y reivindicando lo que es, una chica con una guitarra, salía a escena Ana Muñoz. Su música cargada de color venía a pintar nuestra noche, a demostrarnos que para rehacerte y empezar de nuevo, hay que tener agallas, coraje, ganas de contarle al mundo aquello que sueñas, y aquello que te hace tener pesadillas.
Susurraba Ana como si de viento su voz se tratase, con dulzura amarga que calaba profundo, no en vano su hogar está donde el cierzo sopla. Allí, en “Zaragotham”, donde compone cada verso, da forma y moldea lo que nos canta ve la vida pasar a base de fotografías.
Desmadejábamos la noche entre Santos, desamores, y amigas fieles, haciendo nuestra cada vivencia, acoplando lo que nosotros mismos sentimos, pues de lo que ella nos habla es lo todos hemos experimentado alguna vez. Risas cargadas de humor y sinceridad, versos olvidados, y promesas de rescatarlos a base de nuestra insistencia.
El dolor no es democrático, también la muerte tiñe las canciones de Ana, borra la sonrisa pero mantiene su luz intacta. Cala hondo, y remueve lo más profundo, saca esas cosas que a veces nos mantienen atados a nuestros propios recuerdos, ella los lleva bien presentes, pues su guitarra tapa con tiritas sus heridas de guerra emocionales.
Nos contaba que este solo era el estreno de sus nuevas canciones, que hay mucho más que descubrir dentro de Generosa, y que aunque haya desaparecido la tilde, ella acentúa de más todo aquello que nos quiere contar porque pone todo lo que siente en cada una de sus creaciones, ya sean poesía sobre el papel, o poemas a los que acompaña la música.
Gracias Ana, porque en la ciudad que nunca descansa, decidimos acompañarte en la puesta de largo de tus nuevos temas, y tu sonrisa nos confirmó que no nos habíamos equivocado.
Autor: Shara Sánchez.