Dicen que nunca hay que volver al lugar donde alguna vez fuiste feliz. Por eso, desde que cantamos, reímos e incluso lloramos con “Carmen Lanuit”, una barrera psicológica nos impedía regresar al Teatro de las Esquinas de Zaragoza. Pero si existe algún conjuro con la capacidad de hacernos volver a volver a perder el miedo, es sin duda la voz de Ana Muñoz. Así que como hace ya mucho que esta chica con guitarra nos hechizó, este jueves volvimos al mundo de “La Farándula”. Y una vez más, tenemos que agradecérselo a los chicos de “Zaragoza Feliz Feliz” porque gracias a ellos #ZaragozaEscuchaMúsica.
Los primeros acordes sonaron tímidos, como un susurro, de apariencia frágil pero con un interior vitalista como la propia cantante. Pero en menos de lo que canta un gato (es que no me gustan los gallos y además Garfield, en la película, cantaba), el Café se llenó. Y aquí vino la gran sorpresa: Ana se acompañó de Javi a la percusión (pero a tope de percusión, nivel: me faltan manos y toco la pandereta con el pie) y Alex a la guitarra. Todo un lujo escuchar las canciones que tantas veces nos han emocionado en un nuevo formato que hacía que sonaran todavía más perfectas (lo cual creíamos más imposible que el hecho de que el rey abdicara en un elefante, que visto lo visto también podría pasar).
He de confesar que durante toda la actuación se me pusieron los pelos de punta y no precisamente por el frío (hacía más calor que en el interior de un camello con anorak y tomándose un té hirviendo). Ana tiene una de esas voces siderales: con solo una nota, una melodía, la reconoces inmediatamente. No hay duda, no hay otra como ella. Tiene una identidad muy marcada que camufla en las mismas letras en las que luego esconde sus emociones y sus juegos de palabras. Se graban en tu memoria y se convierten en recuerdos de los que ya no puedes ni quieres marcharte. Pocos músicos hay actualmente de cuyas voces se pueda decir lo mismo.
Por suerte, todo eso quedará reflejado en un EP que nos ha contado que grabará en verano y saldrá en octubre. Tras esta gran noticia, se ha despedido de los allí congregados (aunque nos hubiésemos quedado tres vidas escuchándola) con “Generosa”. Gracias al excepcional trío de músicos que había sobre el escenario, el single de Ana ha sonado más bello que nunca. Ha ganado un brillo y una fuerza que nos ha hecho sentir el mensaje todavía más.
Que nadie me hable de pérdidas. Que nadie me hable de nada que no sea la dulzura y la delicadeza de una voz y una guitarra que cada vez que se unen proyectan una luz cegadora. Siempre que miro por la ventana durante un concierto suyo, me doy cuenta de que por mucho calor que haga, el sol se ha escondido. El astro rey siempre brillará, pero solo si Ana…die canta.
Autor; Marta Asensio