La bonita manera de cantar de Jacobo Serra nos dejó atónitos la primera vez que tuvimos el placer de verle en directo. Tanto fue así que buscamos sin tregua su música, encontrábamos su primer Ep publicado y un CD que acababa de ver la luz y en ambos había un derroche de pop dulce cargado de tintes británicos y folk, el mismo que le habíamos visto desplegar en ese directo. Durante algo más de un mes nos dedicamos a analizar, y sobre todo a recomendar, la música de este manchego al que las barreras idiomáticas no le han impedido llegar a un gran número de amantes de la música. Siempre acompañado de Nacho García, que en la formación no solo hace alarde de su virtuosismo con las baquetas, sino que también muestra su faceta como productor. Con él y con Alfonso Ferrer, Jacobo había dado color a esa música que nos tenía prendados.
El día de su concierto en Costello llegaba a nuestra agenda con la dura decisión de elegir entre él y un internacional que nos gustaba y tocaba a escasos metros; escuchábamos a nuestro corazón y él nos demostraba que no nos habíamos equivocado. El talento patrio necesita nuestro apoyo para poder avanzar hacia la luz, más en un país como el nuestro, en el que la música no forma parte de la cultura para los que gobiernan. Así que después de hacer una parada técnica para reponer fuerzas en el nuevo Costello Ballesta, bajábamos una noche más a la cueva para disfrutar de la música.
Allí nos esperaba Jacobo con Nacho a un lado y Alfonso al otro. Bien acompañado, con un set list plagado de grandes temas y la inexistente necesidad de usar un micrófono. Vivimos una noche sencilla, cargada de emotividad y talento. Con el sonido de un Banjo vintage que sacó ante el murmullo generalizado de asombro. Alguna que otra risa provocada por su manera de narrar el origen de las canciones, o de mirar cómplice a los componentes de la banda mientras les acusaba de no saberse los temas. Pero si hay algo que nos asombra de este albaceteño es que le gusta más escuchar las canciones desnudas con su voz y los sonidos que sus músicos son capaces de arrancar a sus instrumentos, que hacerlo a través de los monitores. Por lo que ayudándose del silencio sepulcral que guardábamos todos los presentes, se desprendía de artificios para cantarnos así, natural, en varias ocasiones durante la noche.
También nos dejaba claro que como aliados tiene a personajes ilustres en esto de la música, pues no solo le acompañaban fuera del escenario músicos de talento, también subía a tocar la guitarra en varios de los temas Ángel Carmona. Veíamos a este “nuevo guitarrista improvisado” tan inmerso en las canciones que fácilmente podría Jacobo llevarle de gira.
Con suavidad, como si flotásemos, nos íbamos con los dos trabajos de Jacobo guardados a buen recaudo después de que nos diese las gracias por haber acudido a verle. Ahora que es uno de los ganadores del GPS de este año esperamos ver proliferar las citas con él en nuestra agenda.
Autor; Shara Sánchez