Hay música que te cambia la vida. Hay canciones que tocadas en el momento justo, logran mover las piezas para que los acontecimientos se desarrollen con ellas como banda sonora. Álex Díez cambió Mi Universo para siempre.
Con la cabeza baja en señal de respeto hacia un músico con una trayectoria impecable como la suya, me acerqué después de un concierto para contarle una bonita historia y a la vez pedirle que se sentara en La Butaca Music para responder unas preguntas. Él me dijo que buscaría el hueco perfecto para hacerlo, puesto que no quería que todo pareciera precipitado, ¡y vaya que si lo busco!
Dejó en nuestras manos la tarea de elegir un lugar perfecto para la cita, y esa era la parte más sencilla: hacer que se sintiera como en casa solo podría ser en Kinda kinks, donde ropa, referencias musicales y hospitalidad, son el fiel reflejo de Álex. Encontrar la frecuencia adecuada para sintonizar con él solo fue cuestión de hablar de música.
LBM – ¿Cuánto vale al cambio el dólar de la suerte?
Álex – Yo he tenido mucha suerte en la vida. Tengo la sensación de ser muy afortunado, porque hago lo que a mí me gusta desde hace mucho tiempo y lo he podido disfrutar. He tenido épocas en las que me ha pesado la responsabilidad de saber si iba a poder vivir de ello, pero en el fondo la suerte siempre me ha acompañado y he salido adelante. Ahora en especial atravieso una etapa muy dulce así que mi moneda de la suerte, yo no la cambio por nada.
LBM – ¿De verdad hay algo que pueda ser como ayer?
Álex – Me parece una búsqueda sin sentido, repetir o reinterpretar el ayer. Muchísimo más si es el ayer que tú no has vivido, si es el ayer de otras personas. Cuando hablo de estos temas, siempre me viene a la cabeza que doy una sensación equivocada, que la gente piensa sobre mí que soy una persona muy nostálgica, anclada en el pasado, tal vez en los sesenta. Yo sé que no es así, pero no hago esfuerzos para quitarle a la gente esa idea de la cabeza. Me hace gracia que me vean como un personaje romántico, caballero andante (risas). El ayer está ahí para disfrutar del recuerdo. Sí que soy una persona a la que le gustan zambullirse en los recuerdos, pero de vez en cuando, ni muchísimo menos todos los días.
LBM – ¿Si la ciudad es un lugar donde perderse, donde se encuentra Cooper?
Álex – Ahora mismo estamos a medio camino entre la ciudad y el campo. Nos hemos planteado el disco así; Con una primera cara más introspectiva, más bucólica, donde el aire y las letras hablan de cosas más profundas, y otra más urbanita, más de asfalto, cable y señales. Me parece que esas dos caras del disco representan perfectamente al grupo. Podemos estar cada uno en una cara, o a la vez en las dos.
LBM – ¿A Cooper le tiembla la voz cuando tiene que decir que no como le ocurre al protagonista de Brick Lane?
Álex – A mí me cuesta mucho decir que no. Cuando he tenido una hija ha sido cuando me he dado cuenta de esas particularidad de mi personalidad, sobre todo porque he tenido que decir que no muchas veces. Yo soy muy de sí y poco de no (risas). Me han educado para que los que me rodean se sientan a gusto, eso lo he descubierto con el tiempo, pero pienso que era la base que recibí de pequeño y eso pasa por no decir muchas veces que no.
LBM – ¿A veces es necesario que se vayan todos para contar la verdad?
Álex – Seguramente. He tenido durante mucho tiempo una búsqueda casi paranoica de la verdad. En el disco anterior, Mi Universo, era como un leitmotiv. Yo quería que fuera un disco muy sincero, honesto, que contara lo que me estaba pasando con idioma que tuviera esas características, por eso era un disco que estaba grabado sin trucos, sin artificios, queriendo ser natural y tener unos rasgos muy orgánicos. En cambio para este disco me he desembarazado de la idea y quería que fuera muy espontáneo, aunque eso no quiere decir que no se igual de sincero. La producción no pasaba por abrir el corazón en cada minuto, sino plantearte otros caminos para que fuera diferente al anterior y que estuviera dotado de otras cosas, que eran las que tocaban.
Siempre he sido una persona muy poco pudorosa, ahora estoy en ese momento en el que puedo jugar con diferentes porcentajes de sinceridad a mi gusto.
LBM – Top cinco de canciones para sintonizar el canal adecuado.
Álex – Voy a elegir cinco canciones que me llegaron a través de la televisión. La primera es 48 Crash de Suzi Quatro, porque va enlazada a mi primer recuerdo musical. Salía en la tele cantando la canción, llevé a mi madre de la mano a una tienda en Palencia, donde veraneábamos con los primos, y le dije: Yo quiero esto. Mi madre se dio cuenta de que iba por el mal camino (risas). Al llegar a casa de mi primo, él tenía más discos de Suzi Quatro y en el encontré un cómplice.
La segunda sería Going Underground de los Jam. Cuando era preadolescente veía el programa Aplauso todos los sábados, porque no tenía edad para salir con mis amigos. En este programa descubrí a Tequila y a otros muchos grupos de la época. Una noche, proyectaron el videoclip de los Jam, y pensé: que tíos más feos (risas). Estaba acostumbrado a los guaperas y me llamó la atención. Imagínate con los años lo que han supuesto para mí.
Otro artista que me impactó mogollón al verlo en la tele de pequeño fue Bob Marley. Había un documental sobre la música en Jamaica, a eso de la una de la madrugada, en Popgrama. Me costó mucho conseguir que mis padres me dejasen verlo, pero al final lo conseguí. Con la excusa de la canción Is This Love hicieron una serie de documentales en Jamaica que me marcaron. Ahora, en algunas pruebas de sonido uso esa canción para probar la voz.
La cuarta canción que voy a elegir con intrahistoria televisiva es Mansize Rooster de Supergrass. Antes de irme de casa de mis padres, llegó la MTV y consiguió que yo, que estaba profundamente absorto en la burbuja de música de los sesenta, empezará a ver clips de grupos actuales y algunos rescatados de los ochenta. De pronto aparecieron un día Supergrass con una canción acelerada, incluso un poco mal tocada, con reminiscencias del rollo Mod. Eso consiguió que yo hiciera caso de la segunda era dorada de la música para mí; el Britpop.
La última canción televisiva que voy a elegir es una versión de Kate Perry de una canción de Fountains of Wayne. Cuando lanzamos Mi Universo propuse a la banda que en el Facebook eligiéramos una canción cada día y montamos algo llamado Mi Universo Radio Show. Cada día poníamos a Álex le gusta… a Mario le gusta…, buceando a ver que ponía me topé con esta versión de Hackensack que es una canción que tiene todo lo que a mí me gusta que tengan las canciones: habla de un chico que tenía una novia, que se ha ido a la ciudad y él sea quedado en el pueblo. Ella se ha hecho famosa y él le hace una canción diciendo que si vuelve alguna vez el sigue trabajando en el almacén de sus padres, etc. Kate Perry hace una intro comentando que ella también es de un pueblo y que le gusta regresar a él de vez en cuando. Ayuda a derribar las barreras de lo que nos gusta o no en función de lo que es comercial o no.
«La gente piensa sobre mí que soy una persona muy nostálgica, anclada en el pasado, tal vez en los sesenta. Yo sé que no es así, pero no hago esfuerzos para quitarle a la gente esa idea de la cabeza » - Cooper -
LBM – Los veranos son para soñar y los inviernos son para…
Álex – (Risas) los inviernos son para llenar la despensa con las cosas que vas a disfrutar en el verano. ¡Como la cigarra y la hormiga!
Mi primera mujer, Elena, siempre decía que yo era la cigarra y yo siempre he pensado que yo era la hormiga. Decía eso porque siempre estaba en casa con la guitarra tocando, cantando, pero en realidad lo que yo hacía era acumular ideas, que luego explotaban en el verano. Yo soy muy de verano. Me paso el año esperando que llegue el momento en el que pueda irme a la playa, o al campo, a disfrutar del sol.
LBM – ¿Qué te quita la sensación de que no pintas nada?
Álex – Si yo siento que no pinto nada, no hay nada que me la vaya a quitar (risas). Hay muchas situaciones en las que no pinto nada y a veces hasta me siento orgulloso de ello. Con determinada gente está muy bien no pintar nada. En Hipsters, hice una broma, sin nada de malicia. Tenía miedo de que la gente se la tomara a la tremenda cuando salió el libro de Victor Lenore, afortunadamente no ha sido así. Yo no quiero hacer estudios demográficos, ni plantear dramas; es una broma.
He jugado a que me sentía fuera de lugar en la contraportada del disco. Durante toda mi vida he jugado a ver si podría funcionar fuera de lugar y, lo he conseguido. Fui funcionario del ayuntamiento de León, he ido a cenar con el alcalde poniéndome mi traje de Mod, probando que podía ser una persona “normal”. Una vez que me probé a mí mismo que podía hacerlo, me fui de allí (risas).
LBM – ¿Cuando ya no soportas más este lugar, la solución es el cambiar de frecuencia?
Álex – Aunque cuesta separarse de lo que te gusta, y yo soy muy de alta fidelidad (risas), es enriquecedor compartir o disfrutar de otras perspectivas. No sé si alguna vez hemos hablado, o lo habéis escuchado por ahí, sobre lo mucho que me cuesta hacer proyectos de colaboración con otros músicos. No me suele gustar que metan mano a mi música, entonces pienso que a ellos les pasará lo mismo, pero lo echaba en falta. Por eso la colección de libros de Chelsea, era la idea perfecta para colaborar con otros músicos a los que admiro y respeto, sin tener que meterme en sus canciones. Me ha servido muchísimo. Ver el mundo a través de los trabajos de otros me ha ayudado en este disco, hay una canción muy Xoel, otra muy Fran…
LBM – La hora del vermut ha dejado bien claro que los más pequeños también quieren música, a tu parecer ¿cuáles son los tres pasos principales para una buena educación musical?
Álex – Saber escuchar es una. Tocar es otra. Utilizar el instrumento como vehículo para intentar crear. Yo he tenido una formación autodidacta, así que no tengo una idea muy clara de cuáles son los puntos para llegar a una educación musical completa. Me siento orgulloso de haber emprendido mi camino en la música desde una familia, un ámbito, en el que nadie había realizado nada artístico. Tuve muchas dudas al principio, ese miedo de “ahora se van a dar cuenta de que soy un impostor” (risas). Me ha costado mucho aceptar que soy músico, que domino el idioma como para saber transmitir.
Creo que en una buena educación musical hay que saber escuchar, no tener miedo a coger un instrumento y después empezar a tocar, finamente ver cómo reacciona tu alrededor.
LBM -Para terminar… ¿Dónde guardas la música?
Álex – En el ordenador no desde luego, porque soy anti tecnología (risas). Tuve una tienda de discos, por lo que en mi casa los discos están colocados como si fuera una tienda. Conservo los cajones antiguos de singles en el salón, que es salón- cocina, y mis amigos se echan las manos a la cabeza porque se llenan de grasa. La que siento más cercana, esa que te pone más nervioso, deseoso cuando llega, la guardo en formato single, 45rpm. En exposición y por orden alfabético.