Caminar bajo la lluvia de verano, mientras danzas al son de una melodía que te ha robado el corazón, es tal vez la mejor de las terapias, y puede que por eso la música de Ele haya llegado a conquistar corazones de manera tan rápida y certera.
Después de un buen puñado de recomendaciones, nos poníamos frente a su primer trabajo, que lograba tocarnos el alma, pues es realmente a donde se dirigen sus letras, los coros que la compaña y las teclas de su piano. A caballo entre el Blues, el Soul y la música que según ella misma nos contó, guarda en el alma, ha logrado traer esa frescura que nos es tan conocida a los que logramos salir de lo convencional y caminar sin rumbo bajo la frescura de unas gotas en medio del calor abrasador del verano.
LBM – ¿Si le cantas dulcemente al futuro es más fácil conseguir lo que buscas?
Ele – Al futuro nunca hay que cantarle, porque el futuro realmente no existe, es algo que llega cuando avanza el presente. Por eso hay que cantarle al presente, que es lo que vivimos. ¿Para qué cantarle a algo que no puedes palpar?
LBM – ¿Las mil millas son una buena distancia de inseguridad?
Ele – El tiempo empleado en recorrerlas es suficiente para la reflexión. En mil millas ¡hasta te puedes volver! (risas) Más que inseguridad es útil para la reflexión. El coche es magnífico para pensar de todo.
LBM – ¿Es posible llegar a conocer todas las versiones de nosotros mismos?
Ele – Tal vez aquel que hace psicoanálisis consigo mismo. En ocasiones no somos capaces de vislumbrar todo lo que somos y acaban por mostrárnoslo los demás. Al final con la madurez aprendemos a saber lo que somos.
LBM – ¿Para irte sin mirar atrás es mejor no llevar equipaje?
Ele – Pero eso es imposible, ¿Quién no lleva equipaje? Al final esas cargas también hacen que no quieras mirar atrás, porque ya has aprendido de esa situación, del error que has cometido, para no volver, o simplemente para disfrutar de lo que te viene. El equipaje es una manera de aprender.
«Solo hay que decir adiós a las cosas que nos hacen daño, los recuerdos deben permanecer y lo hacen» - ELE -
LBM – Top cinco de canciones para llegar hasta el piano.
Ele – Bien, lo tomaré como para llegar hasta mi piano. Empezaré por la Sonata del Claro de Luna de Debussy, con eso te da tanto subidón para aprender que con la euforia llegas seguro (risas). De pequeña tocaba True Colors de Cyndi Lauper porque en mi casa teníamos el vinilo y puede ser que sea de las primeras que comencé a tocar y además de oído.
En la película Big hay un piano y de pequeña me sentaba con mi padre, él con su guitarra y yo al piano. Para mí es muy importante, así que le pondré en el Top 3. Hallelujah de Leonard Cohen es una que también me trae buenos recuerdos a lo largo de mi vida. En el Top 1, coloco Summer Rain. Todas ellas son canciones que me harían, o me han hecho, llegar al piano.
LBM – ¿Hay algún recuerdo que no diga adiós?
Ele – Desgraciadamente yo creo que ninguno dice adiós definitivamente. Tienden a quedarse en un segundo, cuarto, o quinto plano… pero sigue ahí. Solo hay que decir adiós a las cosas que nos hacen daño, los recuerdos deben permanecer y lo hacen.
LBM – ¿Cómo los ordenas? Con tantos al final no es fácil mantener el orden o la prioridad.
Ele – Pues yo soy desordenada, así que en eso no puedo responder (risas). Es caótico. Mi orden solo dura un segundo.
LBM – ¿Al final la llamada tuvo éxito y por eso estás aquí?
Ele – Bueno, ese tipo de llamada es una llamada de añoranza, es melancólica. La verdad es que no me puedo quejar porque cuando yo he tenido que llamar a alguien todo el mundo me ha respondido bien. Tenía mis canciones guardadas en un cajón, la gente que me rodeaba insistía en que las sacará a la luz, tuve la posibilidad de trabajar con Pablo Cebrián que, además de ser mi productor, me acogió en su sello y la verdad que todo está yendo rodado. Me siento afortunada.
LBM – ¿Caminar bajo la lluvia puede borrar las preocupaciones?
Ele – Yo creo que sí. Sobre todo la de verano. Además de ser gratificante, limpia, refresca, es maravillosa. La de invierno trae algo más de mala leche (risas).
LBM – Cuando los demás te escuchan, ¿es ese el mejor espejo?
Ele – Pues yo creo que no es un espejo. Los demás te escuchan y son parte de ti, llevas a los demás a tu mundo. Ellos miran en la misma dirección en la que tú miras. Es más una involucración, no quieres un mero espectador, quieres alguien que empatice con lo que le estás contando.
LBM – ¿Dónde guardas la música?
Ele – Yo la guardo en el alma. No soy muy mística, pero siempre he creído que la música es curativa. Desde pequeña la he considerado un escape al aburrimiento, a la ansiedad, a lo gris y tocaba porque necesitaba depurarme. Por eso siempre está guardada en lo más profundo de mi ser.