Jenny and The Mexicats son una banda que lleva tatuada sobre la piel cada momento y experiencia vivida. La procedencia de cada uno de sus componentes y la forma en la que se conocieron o se forjaron como banda, han dotado este proyecto de una personalidad inimitable. El aporte de cada uno de sus componentes ha sido también decisivo para que este cocktail cultural haya explosionado con su música frenética.
Haciendo gala de unas referencias musicales de lo más dispares, han publicado un disco en nuestro país y se han dejado caer en unas cuantas fechas para demostrarnos de lo que son capaces. Te descubrimos un poco más allá de su música a dos mexicanos, una inglesa y un español, que viven para los escenarios.
LBM – ¿El ritmo frenético nace o se hace?
David – Nace, totalmente. En nuestro caso el hecho de conocernos fue una casualidad total y nos gusta mucho la música frenética y cargada de ritmos.
LBM – La música es el idioma universal, pero ¿Cómo podemos dominarlo?
Pantera – Practicándolo mucho, cada día, sin parar.
Jenny – Sí, hablándolo mucho. Conversando.
LBM – ¿Duele menos si al caminar tienes cerca tus hombre?
Icho – Esa es para ti Pantera (risas).
Jenny – No, porque la verdad es que soy muy torpe. Creo que si hubiese un apocalipsis zombie moriría de un golpe al intentar escapar. Aunque ellos me ayuden, a mí me sigue doliendo todo (risas).
LBM – Para poder fundir y fusionar ¿hace falta mucho calor en el alma?
Icho – Todo el posible. Hasta que fusione, hasta que estalle.
LBM – Contadnos un Top Cinco de momentos en los que como banda el corazón haya ganado a la cabeza.
Icho – Yo creo que estar en España ahora mismo es, sin duda, uno de ellos.
David – Para mí uno es cuando tocamos en el Estadio Azteca de Ciudad de México.
Icho – Ir a México sería otro. Para mí los viajes son muy importantes (risas).
Pantera – Tocar canciones que hace mucho que no hemos tocado, ni ensayado, en conciertos importantes solo porque estamos con un subidón tremendo y nos apetece tocar esa canción en concreto. Nos gana la fiesta (risas).
David – El primer concierto de la banda, que fue en Londres. Ese momento siempre nos acompaña y ha dado lugar a otros muchos.
LBM – ¿Cómo se llega a lo alto de la colina para poder sentir los cambios?
Pantera – Yo diría que con trabajo, perseverancia e insistiendo en que quieres llegar hasta allí.
Icho – Yo añadiría que es vital no ver nunca el final de la colina y saber que si vamos juntos y nos podemos apoyar los unos a los otros somos más fuertes.
LBM – ¿Dejar de querer es una buena excusa para escribir una canción?
Jenny – Pues yo creo que todas las emociones son una buena y poderosa excusa para hacer canciones. Nuestra música viene siempre de emociones, tanto buenas como malas.
David – Dejar de querer es una de esas cosas que provoca sentimientos tan fuertes que tienes que sacar, ya sea con canciones o de otro modo.
Pantera – También da lugar a frases como “mi amigo Icho me ha dicho que esa mujer es un bicho” (risas).
LBM – ¿Cuál es la Banda Sonora de los labios perfectos?
Pantera – ¡Bien gorditos!
Icho – Tiririri tiriri… no sé cómo podrás transcribir esto (risas).
David – Es que nosotros siempre tenemos una broma con la melodía típica de Saxofón que asociamos a momentos sexuales. Esa sería sin duda la banda sonora para unos labios perfectos. Lo malo es que no sabemos como se llama.
Icho – Yo añadiría que a este momento Saxo tendría que llevar el atuendo de bata de seda, tipo Zapp Brannigan de Futurama .
LBM – ¿Os sentís más identificados con planear o con improvisar?
Pantera – Improvisar.
Icho – ¡NOOO, PLANEAR! Por favor ayúdenme a poner algo de cordura a todas estas improvisaciones. Aunque solo sea porque alguien tiene que planear las improvisaciones.
LBM – ¿Dónde guardáis la música?
Jenny – En mi Walkman.
David – Yo en las manos, sin duda.