Para ser sinceros, si no hablásemos desde el corazón de lo ocurrido en el fin de gira de Nueve, estaríamos cometiendo un gran agravio contra Rufus T. Rirefly. Las palabras, incluso las que están cargadas de magnificencia, se quedan cortas para describir como un grupo de cinco personas que aman la música, nos agradecieron el apoyo recibido. Como una sola alma lo disfrutamos, lo sentimos, alcanzamos un estado de catarsis colectiva, dándoles a ellos toda la importancia que requerían. El feedback fue infinito.
Los primeros en subir al escenario eran Lázaro, que al son de una marcha firme tomaban posiciones. La demostración de amistad era recíproca. A ambas bandas les une un estrecho lazo y que mejor para demostrarlo que unir fuerzas para una noche tan especial.
Estábamos nerviosos por lo que íbamos a ver a continuación, especulábamos con las posibilidades que compondrían en Set list, conteníamos la respiración. Es posible que el directo de Rufus esté tan dentro de nosotros que tengamos fijos en la mente sus sonrisas, sus movimientos y sus miradas cómplices, pero sabíamos, aun sin conocerlo, que lo que nos deparaba sería único. Los detalles no tardaron en darnos la razón; La noche estuvo ilustrada por imágenes que, a ritmo frenético, se proyectaban tras ellos. Saltaban de una a otra mostrando a la perfección lo preparado que estaba todo. Nueve había estado esperando este momento desde que llegó a nuestras manos. El momento en que todos los frutos de su consagración llegaban.
Da igual que os contemos las canciones que sonaron, todas ellas, las nuevas y las antiguas, estaban arregladas para el momento y sonaron llenas de magia. No importaba el título, pequeños grupos coreaban sin cesar, animando a los que se han sumado recientemente a sus filas a que hicieran de ellas una sola, pero infinita. Lo consiguieron. Brazos en alto y algunas lágrimas, otros enmudecidos por la emoción, cada uno atesoró esos sentimientos que provocaron como pudo, pero lo que es seguro es que están guardados en un lugar tan especial que no se marcharán jamás.
El regreso de Charlie, daba paso el adiós de Alberto. La banda, como la hemos conocido hasta la fecha se ha terminado. Aunque la firmeza en la voz de Víctor, nos dejó claro que lo que vendrá a continuación estará a la altura del camino que han ido forjando estos nueve años. A día de hoy os decimos, aunque no sea nuevo, que podríamos esperar a sus pies 7.500 años, porque lo que tienen que ofrecernos siempre ha valido la pena.
Gracias amigos, aquí estaremos, como viene siendo ya una costumbre.
Autor; Shara Sánchez
Pics; Toe