Hay una línea invisible que separa la música para minorías de la música de masas. Está establecido, como si de una norma no escrita se tratase, que la música para minorías remueve, consigue hacerte pensar y sentir, es por ello que no todo el mundo se decanta por esta opción. Supongo que para muchos no es sencillo aceptar que las cosas que les rodean no son un jardín ideal. Por suerte, ese no es nuestro caso. No vamos a colgarnos medallas diciendo que llevamos años tras los pasos de The Secret Society, no pretendemos ser más listos, ni tener mejor gusto, solo diremos que un día, hace no demasiado y tras la estela de David T Ginzo, llegamos a la música de esta banda y nos quedamos en ella. La acogimos y la hicimos nuestra.
Los de La Estanquera nos ofrecían fuego y un concierto. En realidad dos por el precio de uno. Dani Llamas tocando algunas de las canciones de su disco Dead Labor y los Secret presentando Hacemos Ruidos Raros al Rompernos. No podíamos pedir más y mucho menos mejor. Así que desafiando al frío polar madrileño, nos plantábamos en la Sol a escasos minutos de que la noche diera comienzo.
El respeto que le profesamos a Dani, se multiplicó por mil al verle sobre el escenario luchando contra una gripe monumental que no logró minarle. Con un estilo impecable nos cantó en un formato diferente, guitarra y batería, los nuevos temas. Dejó claro que este disco viene acompañado de ganas de directo y está teñido de rojo. En realidad, no puede ser más identificativo. La amplitud de estilos en los que se mueve dentro de sus proyectos paralelos, consigue que este, el que lleva su nombre propio, tenga un sello americano de carreteras rectas solitarias en las que las voces llenan todos los espacios.
Los Secret no se hacían esperar y, copa de vino en mano, tomaban sus armas. Destilando calidad musical han logrado aniquilar las etiquetas y lucir con orgullo eso de ser un grupo de “no-moda”. Con escasos conciertos y los ensayos justos, suenan sin una sola fisura. El peso de cada uno de ellos está definido dentro de la banda y es curioso que, con el volumen al que tocan cada uno de los integrantes, todos los instrumentos sean protagonistas por igual acompañando la peculiar voz de Pepo Márquez. Porque si hay algo que claramente sobresalga en esta banda, son las letras de sus canciones.
Los ingredientes estaban servidos y las ganas de devorarlos ya las pusimos nosotros, por eso no es de extrañar que la barrera que nos separaba se convirtiese en una línea difusa y acabásemos cantando las canciones como si de himnos personales se tratara. Apretando los dientes y sintiendo el escalofrío de la memoria histórica nos dijimos hasta pronto, o tal vez hasta nunca, porque con The Secret Society no sabemos qué pasará mañana.
Autor; Shara Sánchez
Fotos; Toe