Tras casi cuatro años sin visitar Madrid, True Surrender, el nuevo álbum de Delorentos, les traía por fin de vuelta a nuestra ciudad. El cuarteto irlandés nos cautivó por completo allá por el 2013, haciendo alarde de un pop brillante lleno de delicados matices en los que perderse y sobre todo con un espectacular directo. Fuimos de esos fans acérrimos que coreamos con fuerza a su paso por España todas las canciones de Night Becomes Light, su anterior trabajo, por ello cuando hace unos meses anunciaban el regreso a nuestro país haciendo parada en Madrid y Barcelona, verles de nuevo nos parecía un regalo.
Por si volver a disfrutar de un show de los de Dublín fuera poca motivación, los electrizantes The Royal Flash les acompañaban en sus dos fechas. Parece increíble que con su juventud esta banda lleve cinco años dando guerra, pero es que además derrochan una actitud tremenda con la que se ganaron rápidamente a un estupefacto público que llegó temprano a la Sala El Sol. Guitarras al aire y la energía desmedida en cada canción, tocada como si fuera la última, nos dejó claro que estos chicos tiene un prometedor futuro por delante.
El turno de Delorentos llegaba y la primera fila se empezaba a apretar. Las ganas de disfrute flotaban en el ambiente y tanto ellos, como nosotros compartíamos esa sensación de habernos añorado demasiado. España siempre les ha tratado bien y el pasado jueves volvimos a reafirmarles que les queremos cerca, que entre Dublin y Madrid hay una distancia que con su música queda completamente anulada. No llevaban ni tres canciones cuando la perfecta Sanctuary salía del escenario de la sala como un torrente haciendo que la temperatura comenzara a ascender. No hay muchas bandas capaces de lograr que toda la sala esté dando brincos en la tercera canción, pero ellos tienen la receta perfecta; un sinfín de hits con los que hacer que nos rindamos a sus pies. Todos y cada uno de ellos se mezclaron con algunas de las canciones de True Surrender que, listas para ser amadas, tuvieron su cuidado especial por parte de sus creadores. Si la única pega que puedes ponerle a un set list es que sea demasiado corto es que algo funciona de maravilla.
La comunión entre banda y público fue más que palpable durante todo el show, parece que Ró, Kieran, Ross y Níal poseen algo especial para ganarse hasta aquellos que fueron a ciegas al concierto. Ahora que ya saben decir: “Somos irlandeses, venimos de Dublín, dos besos y gracias”, deseamos con fuerza que entre el fuerte abrazo que nos dimos al vernos y el siguiente, no pase demasiado tiempo.
Autor: Shara Sánchez
Fotos; Carlos Toe