Con una inmensa luna llena tocando sus espaldas, y haciendo las veces de alas, Eva, Juan y su cuasi nueva banda, salían a escena bajo un manto de constelaciones. Nocturnal comienza a abrirse paso por la geografía patria y con él, todo el misticismo del que han impregnado su escenografía. La noche, la oscuridad y lo que solo ven los que agudizan su mirada, está dispuesto a desplegarse en cada uno de los conciertos de esta gira. Por fin, la voz de Eva, se reencontraba con una frase que le hemos escuchado ya en muchas ocasiones, pero que sigue emocionándonos: ¡Buenas noches Madrid!
Pero no nos engañemos, que haya similitudes con lo que hemos vivido con Amaral en otras ocasiones, es lo mínimo, la elección de la diferencia con todo lo que han hecho antes parece que ha venido para quedarse. Disco y directo han marcado un antes y un después, distanciándose incluso de Hacia Lo Salvaje, el primer trabajo bajo su propio sello. Este nuevo giro parece venir a reivindicar que Amaral es mucho más que lo que habíamos conocido; nuevos aires, nuevos sonidos y la presencia de guitarras menos agudas en que en otras ocasiones. El nexo de unión entre ambos tiempos, siguen siendo aquellas canciones que tenemos grabadas a fuego en el alma. Los grandes himnos siguen contoneándose divertidos bajo el animal escénico que Eva tiene dentro.
Algunos de esos temas ya “clásicos” se han vestido también con aires de estos nuevos tiempos, Siento que te Extraño ha vuelto a los directos con un nuevo giro, otros como Revolución, se mantienen impasibles a través de los años y, para ser una canción que no nació con alma de single, es sin duda la mecha que enciende y calienta a todos los que han comprendido lo que se encuentra en sus consignas. Puede que eso mismo la haya llevado a situarse en uno de los primeros lugares del Set List. Muchos de los Hits que no tuvieron cabida en la pasada gira, se han abierto un hueco en esta, probablemente instados por los fans más tradicionales. Dejaron claro lo mucho que cuentan las peticiones, cuando salían solo Eva y Juan, él armado con la doce cuerdas, para interpretar Laberintos, por la insistencia que habían mostrado algunos a través las redes sociales para que esa canción brillase con luz propia en el concierto de Madrid.
El vestido negro giraba como si tuviese vida propia en algunas ocasiones, danzando en bailes casi discotequeros. En otras veíamos a Eva lucir una preciosa y oscura Rickenbacker a juego con Nocturnal. Esta electricidad mezclada con su voz demostraba que la sonrisa que luce cuando está en un escenario lleva impresa la verdadera sinceridad. No podemos ponernos en su piel cuando, bajo la mirada felina de sus ojos, nos dijo que esperaba que algún día, dentro de muchos años, siguiésemos recordando su música y su presencia, cada vez que tocasen en Madrid.
El eclipse ocultaba la luna, su silueta recortada sobre ella nos decía adiós con su voz. Nocturnal sigue su camino, esta enorme ciudad y sus animalillos salvajes quedan atrás, pero mientras haya ciclo lunar, tendremos la esperanza de que vuelva a posarse con gracia sobre ella.
Autor; Shara Sánchez
Fotos; JT