Siempre es bonito recibir una invitación para la fiesta de cumpleaños de un buen amigo. Te invade una sensación de alegría y euforia, y durante el tiempo que tarda en llegar la fecha no haces más que pensar en como será el momento. De pronto, envuelto en la vorágine de tus pensamientos, y sin darte cuenta, llega el día esperado. Costello siempre está rodeado de estrellas, pero como maestro de ceremonias para su gran noche había elegido a Mucho.
En realidad, si nosotros tuviéramos elección también elegiríamos como protagonista de nuestra fiesta a Martí. Más que nada porque alguien que irradia y proclama eso de ser un Dios dorado, siempre es sinónimo de éxito en una fiesta.
Poníamos el pistoletazo de salida bien alto, pues con Mucho no hay términos medios, su música va directa a que no puedas dejar de cantar, a que busques cierta profundidad mientras coreas aquello que han compuesto. Con Tequila o sin él, los ritmos grecolatinos no dejan a nadie indiferente, y aunque pueda parecer lo contrario, alcanzas un nivel de euforia que hace que compartas la sensación de que has sido alcanzado por la luz divina. Mucho encienden Motores, te llevan de la base a la cima montaña sin dejar la casa en pie.
La grabación del nuevo EP, en la que encuentran inmersos, aparte de invitados de lujo al concierto, nos traía en forma de regalo, con lazo incluido, un tema nuevo. Con la boca abierta por la sorpresa, no podíamos más que contener la respiración, y escuchar atentamente como en esta nueva canción han hablado a gusto sobre lo que piensan de algunos grupos emergentes. No en vano la carrera musical de todos los componentes de la banda, es lo suficientemente extensa como para no tener que medir su valía con ritmos copiados o simpleza lírica.
Era tal la manera de tocar, que ni un alma se atrevía a levantar la voz más de lo necesario, y el respetuoso silencio invadía a los presentes cada vez que frontman tomaba la palabra. Todos los invitados a esta fiesta mostraron ser dignos de estar en ese lugar, en ese momento. Costello no se había equivocado en los ingredientes del pastel de su fiesta de cumpleaños.
La parte de la música en vivo tocaba su fin, con menos tiempo del que nos habría gustado, y sorteando los problemas técnicos, veíamos a Vic coger su teclado en alto, algo que ya es una seña de identidad de la banda. Terminando de manera precisa, igual que la batería de Carlos pone el punto y final a todos sus temas, nos decían gracias Madrid, gracias Costello, éramos nosotros los que poníamos el “coponazo”.
Llegado ese momento no había más remedio que ir a buscar a Rita para que nos pusiera nuestra copa.
Autor: Shara Sánchez