Castillos de arena que limitan el litoral, fuerza, conquistas e incendios temporales. Así, Cyan nos transporta de “La Ley Seca” de Zaragoza, directamente a la épica Aquitania. Con ella comenzó el concierto del viernes pasado.
Venían a presentar su último disco: “Delapso”, concepto innovador que “sintetiza las distintas etapas de la vida, vistas como una red que cada uno va tejiendo y acaba en la actualidad”. Así lo resumió Gorka, uno de los guitarristas, y añadió que: “Un concierto va más allá de las canciones”.
Y así fue. La voz de Javi, y su particular forma de alternar micros y teclados, nos cautivó desde el principio. Las guitarras de Jordi y Gorka nos atraparon y nos hicieron vibrar al ritmo de las diferentes melodías. Y no podíamos olvidarnos de José, al bajo, y Sebastián, a la batería, que dan forma y unidad a todo el conjunto.
Nos invitan a hacer un recorrido a través de su discografía y los acompañamos sin dudar. Recuperan Volando eléctrico, de su anterior disco, que define perfectamente la actuación de los catalanes. La sala queda totalmente absorta en los lapsos de Cyan: Coros, gritos de admiración y una continua lluvia de flashes.
El cantante agradece ver “La Ley Seca” más llena que la última vez que actuaron en ella, y es que los grandes fenómenos surgen en lugares pequeños. Seguidamente, las ondas de En mi nave envuelven al público y el público envuelve a Javi, ya que éste baja del escenario (lo que el cable del micro le permite) para cantar con sus seguidores. “Vuélveme a recordar como se hacía para escapar en mi nave”.
Nos lo recordó. Y lo demostró de la forma más hermosa, con Salitre, una versión de Quique González que han hecho suya. Tal como dice la letra, nos arrancaron la pena de cuajo y de pronto, nos encontramos bailando una especie de claqué extraño con Ballet Mental. A este tema, el cantante le imprimió su firma particular encaramándose al teclado, con dudosa estabilidad pero con óptimos resultados vocales.
De la mano del autor del crimen artístico del siglo, Philippe Petit, llegó otro de los momentos extáticos de la noche. Nos cuentan la historia de este personaje francés y nos hacen cómplices del delito.
Juntos, formamos Un colectivo de raros propósitos. Acercándose peligrosamente el final del concierto, el líder de la banda nos hace una particular recomendación: “Hemos traído merchandaising, y hay unas tazas en las que el desayuno os sabrá como nunca (o lo que queráis meterle).” Derroche de simpatía y de risas entre amigos.
“Congelados por la estela”, así nos quedamos cuando nos informaron de que iban a hacer un experimento. “Pon el micro donde quieras” le encargó Javi a un chico de primera fila. Se sienta en la barra del bar y nos explica la idea: “Es que así lo oigo como vosotros, aunque parezco un poco cantautor deprimido”. Defendió el tema él solo, con la guitarra y el experimento fue un éxito.
Al unísono grito de “¡Otra!”, llegamos al teatro conocido como bis. Y cuando nos dimos cuenta, con “Te deslizas”, el delapso se cerró Los últimos versos resonaban en nuestras cabezas: “Ya solo eres un recuerdo más”.
Ta vez. Tal vez el impecable concierto de Cyan en Zaragoza sea solo un recuerdo más, pero un recuerdo vivo y vibrante.