La melancolía es un sentimiento extraño. Normalmente la inscribimos en la lista de sensaciones más bien tristes. Sin embargo, la mayoría del tiempo no nos damos cuenta de que esa melancolía tiene luz, una luz extraña sí, pero luz al fin y al cabo.
La canción que aquí nos ocupa me ha evocado exactamente eso, la extraña luz de la melancolía.
Con ritmo pausado, ingrávido, flotante en un más allá donde las promesas no valen nada, Lucía Scansetti trae esta nueva silueta vital de cuatro minutos y medio.
Casi susurrada en el tiempo que no hay, las letras golpean duro pero suave y te acompañan de la mano de tus miedos y de tus sí pero no.
El recuerdo de atreverse a que algo ocurra sin importar las consecuencias, sabiendo que quizás salga muy mal, intuyendo que no podrá salvar vidas, ni la tuya ni la mía. Heridas que son presentes, pasadas… pesadas. Heridas que tratamos de cerrar y curar haciéndonos valedores del poder del otro.
Ese sí pero no, no te salvo pero no mueras, no te toco pero como te toquen mal soy capaz de lo imposible… un no me salves o precisamente eso, la melancolía de que me intentes salvar.
Un nuevo paso de Lucía, un nuevo poso que deja esta artista frágil y fuerte en la taza de café musical donde el azúcar no puede endulzar una realidad que evocamos desde un mundo, nuestro mundo, que al menos dentro de las canciones… pretende ser perfecto.