Incontables han sido las ocasiones en las que os hemos hablando de Sr Nadie. Aquellas veces cuando eran solo Jaime García Soriano y Jaime Torres, mano a mano con sendas guitarras y un ipad, como cuando ha ido tomando color Abril y han contado con Toni Toledo y Sara Oliveira. Siempre hemos usado palabras muy similares. Palabras cargadas de emoción que describen la música de alguien que después de veinte años sigue tomando una guitarra en sus manos para escribir y componer las canciones que necesitamos en cada momento. Palabras que se han forjado a través de las experiencias que la música de Jaime nos ha hecho vivir. Todas y cada una de esas palabras se quedan cortas para contar lo que ahora, en una formación compacta y llena de ganas, nos hacen sentir.
Cuando salían a escena para abrir el concierto, la mayoría de los presentes no habían escuchado hablar jamás de ellos, ni de la carrera musical de los componentes, no sabían de Sexys, Amarillos o Rufus, no sabían que el peligro de escuchar lo que cantan y tocan, es que una vez escuchado lo buscarás sin remedio en todas las plataformas posibles. No podrás sacarte de la cabeza esa melodía que tararearas al despertar o al trabajar sin pensar en lo que estás haciendo. Esa es la realidad del hechizo de Nadie. Ellos son Nadie, porque Nadie nos emociona como ellos.
Podíamos volver a desenredar Abril, y jugar volando nuestra ciudad favorita, la del aire. Por ese motivo, La Riviera era el lugar perfecto para saber que esta formación tal y como es actualmente es digna de escenarios tan grandes como pequeños e íntimos. Porque amoldan su Set list a la ocasión, suben, bajan y juegan con los temas para que lo primero siempre seamos nosotros mientras ellos hacen lo que mejor saben hacer; Música.
Con el ambiente lleno de energía mágica, le tocaba el turno a Supersubmarina, esos chicos que en poco tiempo han eclipsado con su trabajo, y que siempre reivindican lo que son y lo que hacen. El público de La Riviera se transformaba en un mar, cada uno de los componentes de esa marea humana se movía al unísono de las melodías, como si de una formación planeada se tratase. Desenfrenados, sin medida, cantando con los pulmones llenos de emoción y garra no había letra que se les resistiese. Desde su primer trabajo, pasando por el Ep y terminando por el último, Electroviral, al que venían a decir adiós, tuvieron su momento de protagonismo.
Da igual bailes, posturas o críticas. Supersubmarina han calado a su público, con sencillez, directos a donde iban, sin fórmulas predefinidas ni consciencia de que lo que estaban haciendo llegaría donde iba. El ascenso llegó sin más que ser los mismos amigos que hacían música cuando pocos les dedicaban una escucha, pero es tan bien recibido que pueden colgarse la medalla de llenar la madrileña Riviera durante dos noches en los tiempos que corren.
Ese éxito, ese arrope es el que pudimos contemplar en su concierto, éxito que decía; si vosotros sois los de siempre, nosotros somos los que estaremos aquí esperando lo que tengáis que ofrecer.
Autor: Shara Sánchez