Un Gran Presentimiento (WildPunk 2018) es el nuevo trabajo de la banda granadina Dolorosa y llega envuelto en un aura de superación y de lucha que ellos mismos describen como necesario. Utilizando el lenguaje común miran a los ojos de su generación para que todos los inconformistas alcen la voz en un reclamo común de lo que nos pertenece.
Raúl y Natalia estuvieron en Madrid para contarnos los motivos que les mueven para hacer música, para hablar de un amor sano y sobre todo para que seamos parte de su mundo.
LBM- ¿Qué es lo que os dice este gran presentimiento?
Natalia– Pues nos dice que es época de esperanza, de pensar que todo va a ir bien porque a pesar de los cambios de los últimos años, tenemos muchas ganas puestas en esta nueva etapa.
Raúl– Luchamos por eso, por estar cada vez mejor y más felices.
LBM- ¿Cuál es el mejor plan para pasar la tarde?
Raúl– Pues estar con los amigos, hablar de cosas sin sentido y pensar en el gran presentimiento (risas).
Natalia– Reírse con los amigos.
LBM- ¿La teoría del amor se lleva bien con la práctica de la vida?
Raúl– Sí, en la vida te pueden hacer falta muchísimas cosas pero tener amor, sentirlo, poder tocarlo o incluso masticarlo es una de las cosas que más se pueden disfrutar. En nuestra banda todos tenemos la suerte de tener parejas o una familia que nos apoya, nos acompaña y nos alienta. Eso no lo tiene todo el mundo y nos sentimos afortunados por ello.
Yo tengo un hijo y muchas veces escucho decir a la gente que quiere dejarle a su hijo una casa, las cosas un poco resueltas, yo quiero dejarle la idea de que ha tenido un padre feliz.
LBM- ¿Es más fácil escribir una biografía a base de canciones?
Raúl– Una biografía ficticia sí. Es mucho más fácil creerse otra vida. Nosotros somos un poco peliculeros y en las canciones siempre surge la posibilidad de hablar de uno mismo pero desde muchos prismas diferentes. Lo que eres, lo que te gustaría ser y lo que bajo ningún concepto querrías ser.
En nuestra vida cotidiana siempre pisamos el suelo muy firme. Creemos en el trabajo duro y en la constancia. Cuando escribimos canciones nos basamos en eso.
LBM- ¿Qué es lo que queréis hacer cualquier día de estos?
Natalia– A mí me encantaría irme a Roma (risas).
Raúl– Intentar que nos dejen en paz. Ahora mismo hay mucha gente entrometida en nuestras vidas, queremos vivir libres, tranquilos y no queremos que nadie juegue con nuestro futuro y con nuestro presente.
LBM- ¿Cuál sería la razón perfecta para hacer que esos amigos que se esfumaron vuelvan?
Natalia– Pues una de mis mejores amigas que ha vivido un montón de años fuera, hace poco me dijo: “Pues te he jodido la canción, porque voy a volver” (risas).
Raúl– Cuando empezaron a exiliarse nuestros amigos, no solo al extranjero sino a ciudades diferentes, nos dejaron un pequeño agujero. Muchos de ellos se iban con pena pero otros decían que se iban porque cuando estallaran las cosas no querían estar aquí. A mí eso me evoca pensar que somos menos para luchar.
Los de arriba se molestan cuando pedimos lo que es nuestro o reivindicamos un futuro pero somos jóvenes y estamos aquí para exigir lo que nos merecemos.
LBM- ¿Hay algún conjuro para olvidarme de ti?
Natalia– El amor propio. Esa canción es un canto al amor con dignidad, no vale todo, no me voy a arrastrar.
Esa canción tiene un toque muy coplero, pero en las canciones de copla se suele dar una visión muy machista al amor, la sumisión de la mujer, el dejarse hasta matar por el ser amado, para nosotros el amor es otra cosa.
«En la vida te pueden hacer falta muchísimas cosas pero tener amor, sentirlo,
poder tocarlo o incluso masticarlo es una de las cosas que más se pueden disfrutar.»
-Raúl, Dolorosa-
LBM- ¿Qué tiene el agua de Granada que da de beber a tantas bandas?
Raúl– Pues es cierto que Granada es una ciudad muy especial, te atrapa, tiene su embrujo, es ensoñadora… todas esas leyendas inspiran. Granada nunca se acaba.
Las bandas es una casualidad que desde mi punto de vista es fruto de la alta tasa de paro y del gran número de bares. Los bares que había hace años, muchos han cerrado, eran lugares donde se iba a escuchar música y a hablar de música tomándolo muy en serio, como otros pueden hablar de política. Eso se respira.
LBM- ¿Eso os presiona de cierta manera?
Raúl– Sí que se convierte en una responsabilidad. Mucha gente que está a nuestro alrededor no solo son músicos, son melómanos con una cultura musical excepcional, eso nos hace tener el listón alto.
Queremos que la gente nos valore por nuestras canciones y nos tenga en alta estima como banda. Nadie nos ha pedido que saquemos un disco, así que si pierden tiempo de su vida queremos que sientan que estamos a la altura.
LBM- En tres frases cómo convenceríais a la gente para que vaya a un concierto vuestro.
Raúl– Compartir el sentimiento que le hemos puesto a este trabajo y que puedan hacerlo suyo. Hay alegría, hay rabia y hay ganas de cambiar las cosas… Yo veo los conciertos como ese lugar donde nos juntamos a organizar la rebelión, ¡tenemos que ganar militantes! Somos 6 pero queremos ser 6.000.