Nos hacían trasnochar los Full el viernes, pues salían al escenario de la Sala El Sol rondando las 12 de la noche. Estrella Galicia en mano les esperábamos acomodados. Madrid no es una ciudad fácil para los conciertos, el público es crítico y la música, afortunadamente, llena a diario las agendas de los que quieren disfrutar del espectáculo. Pero los chicos de Full han moldeado sus canciones con una fuerza enérgica que transmite ganas de cantar y extremada felicidad, venían a demostrarlo sin dudar ni un segundo.
Los sevillanos habían logrado que la sala se encontrase prácticamente llena de fans con mucha expectación. Tan concentrados se les veía que se echaban de menos hasta las miradas cómplices entre los miembros de la banda, parecía que el compromiso adquirido era solo con sus instrumentos para el disfrute de los que apostaban por ellos. Exigencia alta consigo mismos que se traducía en que nada fallase.
Compartían con nosotros su primer atraco, disco que ahora vuelven a reeditar bajo su nuevo sello, y con el abanico de opciones que se encuentra dentro de esa cajita de sueños nos volvían a mecer en una hora de historias cargadas de emotividad. Sin dar tregua, y admirando que las caras conocidas les hubieran seguido hasta allí, demostrando también que han empezado a jugar en otra liga. Saben quiénes son realmente y luchan por ello en cada concierto.
Entre medias de la fusión popera que les envuelve, han incluido en su set canciones en las que la quietud y la letra se imponen sobre el resto. Cada tema es importante, e incluso la ocasión merecía recuperar alguno de aquellos que no suelen sonar a diario, las paredes de la Sol, y las luces rojas se teñían de azul eléctrico, mezclado con burbujas que se nos subían a la cabeza, y rayos de electricidad.
Otra vez, la música de Full triunfaba en la capital, y los km que separan su ciudad de la nuestra se hacían minúsculos, como la primera vez, y con unos asistentes que abandonaban la sala luciendo sonrisa.
Autor; Shara Sánchez