Conocimos a Holywater casi por casualidad, se habían ido colando en algunas listas de reproducción que íbamos creando, pero desde que Maryland nos recomendó encarecidamente su música, se han convertido en uno de nuestros grupos de cabecera.
El espíritu con el que nació esta web, que la buena música sin el reconocimiento adecuado llegara a todos los rincones, y aparatos reproductores, tiene en lo que nos ha ocurrido con ellos, su máximo exponente. Sentimos en nosotros la presencia de una especie de cadena de recomendación, que esperamos que sea interminable con el paso del tiempo.
Por fin llegaba el día en que su música hacía parada en Madrid, otra noche más a la cueva del Costello, casi con bromas, porque es uno de los lugares que más visitamos. Con una diferencia abismal de la noche anterior con los chicos de Rusos Blancos, los gallegos habían agotado las entradas por completo, y colgado el cartel de Sold Out, en las escaleras se agolpaban un buen número de fans poco previsores que se habían quedado sin entrada.
Sin tregua empezaba el concierto con Grow Deaf With Silence. Temas de trabajos anteriores se mezclaban con los temas de Wasteland, su último disco, y su música y comunión encima del escenario no dejaba lugar a dudas de que llevan muchos años en esto. La voz de Ricardo, el líder de la banda gallega brotaba con una energía inusual y llegaba a todos nosotros. Nadie quedaba impasible a su derroche de energía.
Nada de yermo o vacío tiene este Wasteland, pues los temas están plagados de ese sonido guitarrero que ha caracterizado su música durante toda su carrera, y que ha aportado algo genuino a sus directos.
La manera de entenderse entre la banda cuando están sobre el escenario es algo que se refleja en la música que brota de ellos, y si antes de empezar el concierto nos habían prometido darlo todo para encarar su cita madrileña, nos quedó completamente claro según avanzaba la noche. Tanto fue así que una de las cuerdas de la guitarra no aguantó el ritmo de la noche y dejo colgado a Ricardo, algo que se convirtió en una mera anécdota, pues hay detalles que no impiden que ellos sigan al 100% y los que a sus pies estábamos disfrutemos del resto.
Siguiendo su costumbre no hubo bises, dejaron que el concierto terminase al mismo nivel que había empezado.
Si el destino te da la oportunidad de vivir un directo de Holywater, no permitas que nada te deje sin él.