El pasado viernes estuvimos viendo a Inlogic en el Independance Club de Madrid. El concierto arrancó a la hora prevista bajo la atenta mirada de un público sumamente variado.
El grupo madrileño se comió el escenario en el que sería su concierto de fin de gira en Madrid, presentando su último disco Vasijas, que les ha llevado a recorrer gran parte de la geografía española con su magnético estilo folk rock al más puro estilo americano, que inevitablemente evoca a los kilómetros de desiertos estadounidenses, y unas letras cuidadas hasta el último detalle para que cada uno cómo individuo pueda sentirse identificado en ellas. Nos emocionó especialmente Hippie song dedicada a los que ya no están entre nosotros y perduran en nuestra memoria.
Durante aproximadamente dos horas de concierto, el grupo nos hechizó con ritmos y sonidos fronterizos, con graves potentes y baterías muy marcadas. El front man de la banda nos recordó que ellos no tienen fans, tienen ‘amiguetes’, haciendo mención a su camiseta-estandarte en la que un día rotuló las palabras: “Fuck off rock stars”. Nosotros estamos encantados de ser sus ‘amiguetes’, pues estamos deseando volverlos a ver, ya que cuando el concierto acabó, nos quedamos con esa sensación de vacío en el estómago (no por no haber cenado todavía, que también) sino por el hecho de necesitar más, por la adicción y ¿por qué no decirlo? Por la sensación de perplejidad y fascinación que hacía mucho tiempo que ningún grupo nos había hecho sentir.
Con severidad se retiraron, y el escenario quedó vacío, pero tras unos segundos de impasse, el grupo volvió a salir a escena, Óscar, la voz cantante del grupo, cambió su acústica Guild con la que se había defendido desde el inicio del concierto por una Gibson SG preparada para dar guerra, en ese momento llegamos a la cumbre del espectáculo, pues Inlogic nos hicieron bailar cómo si el fin de gira fuese realmente el principio de la inercia, con temas de sus primeros discos que sumergen en un punk salvaje a la vez que elegante, ya que combinan las melodías folkies con guitarrazos y ritmos primitivos del punk.
Cuándo el colofón del concierto se acercaba, el público pedía a gritos un bis, al que Inlogic accedieron encantados. Finalmente la banda se despidió alzando cada uno de sus componentes un cartel al aire, con lo que pudimos leer “¡Gracias Inlógicos, hasta pronto!”.
No puedo acabar esta crónica sin recomendar a cualquiera que esté leyendo estas palabras, que vaya a ver a Inlogic cuándo tenga ocasión, porqué son verdaderos animales escénicos con los que uno no se topa cada día.
Autor; Albert Solé