Probablemente a estas alturas, hablar de Izal con alguien que no conozca a este grupo es prácticamente una utopía. Con la capital Madrileña invadida de cartelería de color azul, y la frase “¿conoces al grupo del que todo el mundo habla?”, se presentaban en la Joy Eslava con ganas de ofrecer, a todos aquellos que habían agotado las entradas con más de una semana de antelación, su mejor concierto.
En completa oscuridad y con un foco de luz que iluminaba a Alejandro, batería de la formación, sonaban tambores de guerra que anunciaban lo que estaba a punto de acontecer.
Salían a escena los Izal, con su líder Mikel, a la cabeza. Con ganas, con nervios, con la más bella visión que puede tener un músico, la Sala completa desde la pista hasta la planta más alta. Los flashes saltaban y la música comenzaba.
Presentando como segundo tema una canción inédita y con hueco para alguna más, nos regalaban la música que contiene su Magia y Efectos Especiales siendo los perfectos alquimistas que transformaban con cada acorde y sonido la noche del viernes en Madrid.
Desde las primeras filas, un gran número de fans completamente emocionados coreaban Sueños lentos, aviones veloces con la contundencia de un coro completamente afinado, algo que daba energía a Mikel para compensar su gripe.
Y entre Que bien que estábamos, y el intercambio de información de nuestros cerebros y nuestras almas, los coros de los que nos rodeaban, no podíamos hacer otra cosa que disfrutar perdiendo las formas de este grupo que no se puede comparar, y que no queremos comparar.
Quedaba momento para Tu continente, y así jugar con el público y su silencio. Algo que con gran madera de líderes se les dio de miedo. Comiéndose el escenario y con la seguridad de los grandes, continuaban subiendo su nombre al cielo estrellado de la Joy.
La noche tenía que tener un fin, a pesar de que cuando abandonaban el escenario para el bis, casi se derrumba la Sala sobre nosotros, entre gritos, silbidos y palmas.
Volvían a salir para transformar ese calor en Magia y efector especiales, tema que da título al álbum. Su despedida estaba dedicada a las mujeres de verde de Mikel, que nos confesó que le habían cuidado en su convalecencia los días anteriores al concierto.
La grandeza de Izal no es discutible. La grandeza de Izal ha quedado más que probada.