Si algo nos quedó claro desde el primer momento en que Jacobo Serra y su banda pisaron el escenario de la Joy Eslava, es que habían salido a brillar. El nuevo disco ha venido cargado de cambios para el albaceteño y, entre ellos, le ha otorgado el privilegio de estar rodeado por grandes músicos que dan mayor cuerpo a los directos. El perfeccionismo de Jacobo y esa búsqueda minuciosa de lo mejor de sí mismo se ha visto completada en esta gira con cuatro acompañantes que le ayudan a dar forma a las composiciones exigentes, sonoramente hablando, de este nuevo trabajo.
El formato, diferente a lo que nos tiene acostumbrados la Joy Eslava, evocaba más al teatro que debería ser, con los asistentes dispuestos en sillas situadas en la pista. El reflejo de los espejos de la bola cuando el reloj pasaba unos minutos de las 21h, traía consigo el comienzo del concierto. Un set minuciosamente elegido para la ocasión no olvidaba las canciones que nos hicieron enamorarnos de su música y Jacobo nos cantó en inglés y en castellano, solo y con las voces de sus compañeros de escenario arropándole. Jugando en todo momento a darnos las dosis justas que necesitábamos, fue tremendamente agradable verle sustituir la guitarra acústica por un par de eléctricas que resplandecieron en sus manos más de lo que ya lo hacían por sí mismas.
Para hacer más especial su noche en Madrid, Jacobo invitaba a tres músicos de LIPA que serían los encargados de poner el punto distinguido con sus instrumentos de viento. A esas alturas, ya éramos conscientes del regalo tan bonito que nos había hecho a todos los presentes, pues formar parte activa de su gran noche, solo puede considerarse eso; un regalo.
El único punto disonante, fue cuando Pucho, que disfrutaba del concierto junto al resto de Vetusta Morla, con un sonoro grito pidió silencio y respeto imponiéndose ante los charlatanes. A lo cual, muchos de nosotros, hartos de no poder disfrutar con toda nuestra atención del show, le respondimos con un aplauso.
Lo cierto es que este nuevo fuego que ha prendido Jacobo nos dio pie a bailar, a reír y a disfrutar sin complejos. A todos, incluido Juanma Latorre, al que le otorgamos el premio de baile después de que se luciera durante Vacaciones en el Mar cambiando la guitarra por los sonidos lanzados al ritmo de sus pies.
Relajados y maravillados, no nos dimos cuenta hasta que abandonábamos la Joy Eslava de que nos dolían las manos de tanto aplaudir.
Autor; Shara Sánchez
Fotos; Carlos Toe