Ciencias de la Tierra no es un disco para hablar de él a la ligera. Por eso hemos necesitado algo más de un mes para poder poner por escrito lo que nos hace sentir. Muchas escuchas, en todas las posiciones, y situaciones posibles, pues transportar cada una de las canciones al corazón es lo mejor que se nos ocurría hacer con ellas.
Pensamiento y Lenguaje había llenado días grises con su idioma universal, transformando con esos cinco temas la oscuridad en luz, y poniendo de manifiesto que la potencia de la voz de Ainoa surgía entre medias de una musicalidad contundente que aportan los chicos que la rodean. Sin duda, el EP recogía una muestra de lo que el disco nos iba a ofrecer, y recorríamos de su mano, desde el volcán más árido y abrupto, hasta su visión más suave y aterciopelada al piano. La composición musical era tan perfecta que el disco no podía estar dispuesto de otra forma.
Y si Todos los Días Se Abrazan es la canción idónea para despertar cada mañana con una dosis de energía inaudita, abrazando la vida, Gritar nos ayuda a descargar la propia ansiedad de la que habla, enterrándola en un pasional y agudo sentimiento de descarga.
Toca el turno de perderse en la Paciencia, cuestionando la fe con un golpe sobre la mesa, cargado de rabia, pues en este tema nada es obvio, al contrario de lo que nos afirma su letra. Recorrer los senderos de la Tierra, mecidos por los valencianos que ponen alma a este grupo, despierta sin duda nuestros sentidos.
Reencontrándonos con nuestro lado más salvaje e instintivo, Tu Reino animal, nos deja jugar con nuestra imaginación, mientras nos perdemos entre la culpa, el deseo y el delito, al ritmo de coros íntimos y mágicos.
La fragilidad nos transporta a un mundo de miradas equivocadas, donde escapar de los fantasmas del pasado, y sin arrepentirnos lo más mínimo volvemos a dejarnos mecer por la dulzura de la versión suave de Volcano.
Así recuperamos la unión con la tierra que nos hace lo que somos.