Cuando una banda sale al escenario a ganar, se nota. Tienen ese brillo especial en la mirada, esa actitud rebosante y sobre todo esas ganas que se pueden incluso palpar. Lo cierto es que nada habría podido empañar la noche del viernes para Luis Brea y el Miedo. Cuando decimos nada, queremos incluir el hecho de que Nacho, el bajista de la banda, tuviera que salir al escenario en pijama y muletas, sentarse en una silla cual Dave Grohl y tocar alternando la emoción y el dolor.
La Joy Eslava, impaciente, esperaba para compartir con ellos una noche de historias cotidianas y ese toque de rock que infunda vida. La ovación que les daba la bienvenida al escenario, hacía presagiar la entrega por parte de los presentes y, a cambio, la sonrisa brillaba bajo la visera inconfundible de Brea.
Directos y sin tregua nos llevaban por un set que en todo momento elevaba el medidor disparando esas ansias de más. La legión festivalera, se dejaba la garganta cuando la reina del pop hacía acto de presencia. Todos querían cantar y bailar su canción. Mientras, el desfile de guitarras continuaba por el escenario, haciendo de estas herramientas las afiladas coprotagonistas de la noche. Nos encontrábamos ahí, bien cerca, bien integrados con la banda, al calor de las canciones y bajo el brillo de la alegría compartida. No podríamos haber estado mejor en ningún otro lugar.
Con esa cercanía de la que siempre hace gala Luis, nos regalaba miradas sinceras, guiños e incluso eliminaba distancias bajando del escenario para mezclarse con su público en varias ocasiones. Si pudiésemos otorgar el premio a la entrega, sin duda, no habría competencia, sería suyo sin discusión. Un par de bises y el único momento de la noche que no queríamos que hiciera acto de presencia, el final, llegaba sin remedio.
Con las manos en alto, agitábamos y reverenciábamos. Un aplauso enorme para los sin miedo. Un aplauso para Brea y los suyos, que se coronaban como profetas en su tierra después de haber recorrido un buen número de festivales nacionales este verano. Porque el viernes, ellos, se encontraban aquí. En casa.
Autor; Shara Sánchez.
Fotos; Toe.