Una mañana de diciembre, la banda Maga, anunciaba que no seguirían su camino hacia adelante juntos. Con toda la honestidad posible para sus fans, decidían que vivir de los discos que habían sacado hasta la fecha no era la opción, ellos amaban la música y preferían dejar su carrera con un punto y aparte en el que cabían sus cinco discos.
Tras el parón, llegaban las buenas noticias de nuevo, el maravilloso álbum blanco iba a ser versionado por amigos de profesión y ellos volverían a reunirse sobre el escenario para hacerle un homenaje de aniversario. Con todo esto, su vuelta venía de la mano. La alegría fue infinita entre un público que siempre les ha acompañado, mimetizándose con todos aquellos colores que han querido sacar de su paleta. Ahora la maquinaria de Maga ha vuelto a girar y su próximo disco está muy cerca. Miguel Rivera nos contó en una tarde, donde se encuentra ahora mismo y cuál será su futuro más inmediato.
LBM- Si mañana no será mañana ¿cuál es el presente de Maga?
Miguel– Pues el presente es el hoy. Tenemos energía renovada y muchos proyectos, desde que decidimos anunciar la vuelta muchas cosas han comenzado a moverse. La verdad, el disco del aniversario ha sido como un accesorio, sentido y bonito, pero nuestro regreso fue porque realmente queríamos hacerlo, independientemente de este disco.
Decidimos anunciar el descanso, en diciembre del año pasado, pero llevábamos más de un año sin componer nada nuevo. Para nosotros, vivir de las rentas no era una opción, queríamos ser honestos con los que nos apoyan y con nosotros mismos. En junio, empecé a ver que algunas de las melodías que estaba componiendo tenían el sello de Maga, tal vez el periodo de barbecho había dado sus frutos. En agosto comenzamos a sentarnos, con mucha cautela, por si era un “disparo de fogueo”, en ese momento apareció Antonio, nuestro manager actualmente, de mano de Ángel Luján. Ángel ha sido una pieza fundamental de nuestro regreso. Con todo esto, retomamos la idea del Disco Blanco re versionado por artistas y amigos. Ha sido un trabajo a destajo pero ha merecido la pena, el segundo concierto de la Joy fue uno de los mejores de mi vida.
Con todo esto, solo quería decir que la vuelta ha sido en el momento perfecto. Ya estamos volcados en la producción del disco que grabaremos en agosto, con Ángel, y que es probable que vea la luz en octubre. Luego está claro que haremos una gira por salas.
LBM- Tras quince años ¿seguís nadando a mariposa, o la experiencia es una buena balsa?
Miguel– En realidad las dos cosas, ahora estamos con la ilusión renovada, pero es cierto que el bagaje que nos ha dado la experiencia de quince años en esto, tanto aciagas como dulces, nos han proporcionado entereza y conocimientos sobre como está el negocio de la música y como se tiene que mover un grupo. No es nada fácil, la verdad.
En el 2008/2009 la perspectiva en el mundo del arte en general era bastante negra. Haber vivido eso nos ha encallecido, nos ha dado capacidad de reacción ante la adversidad. Ahora somos más austeros y eso nos ayudará a ser más funcionales y más prácticos.
LBM- ¿Con toda vuestra trayectoria ha sido más fácil reunir el elenco de dedos para tocar vuestras canciones?
Miguel– Pues más fácil de lo que imaginábamos. Hace casi tres años, hicimos una ronda de llamadas y todas ellas tuvieron una respuesta afirmativa. En esa primera idea contamos con la gente con la que teníamos más cercanía, Xoel, Ramón, Juan Alberto… al terminar, nos dimos cuenta de que nos quedaban un par de canciones y de que no había ninguna chica. Aprovechamos para incluir a Boza, a raíz de que nos había dicho que le gustaba nuestra música por redes sociales, y también a Zahara, con la que teníamos trato de estos años.
LBM- Piedra luna, papel o tijera ¿Cuánto de cada una hay en vuestras composiciones? Corto aquí, pego allí…
Miguel– Pues hoy hablaba con Ángel por teléfono y le comentaba, que con estos bocetos cortitos que estamos haciendo si realmente íbamos a poder encajar todo para que sonara bien. Él me decía que no me preocupase, que luego hacíamos “Frankenstein” extrayendo lo que más nos gustase. Dándole vueltas la verdad es que pienso que los Beatles debían hacerlo así, puzles de letras entre Lennon y McCartney que luego George Martin pulía para que no se notara ninguna fisura, hasta que empezaron a llevarse a matar que ya les daba igual que se notara (risas).
Yo creo que los puzles no son un truco sucio. Tú tienes tus bocetos y todos ellos surgen de las vivencias que has tenido y eso en realidad es una canción: un conjunto de vivencias.
LBM- ¿Reúne el blanco todos los colores de Maga?
Miguel– Bueno depende, el blanco es la ausencia de los colores y a vez la suma de todos (risas). La verdad es que el blanco tiene la paleta de todo lo que somos, a pesar de ser nuestro primer disco, en él se puede ver el sello y la intención de lo que nos importaba como banda. En otros momentos de nuestra carrera hemos rehuido el que se notara la influencia de discos pasados, pero la verdad es que hemos aprendido que cuando avanzas, no siempre hay que ir en línea recta hacia delante, sino que puedes ir hacia los lados. Lo interesante es que no reniegues de aquello que ha logrado hacer de ti, lo que eres. Podemos usar nuestro patrimonio como nos dé la gana.
LBM- ¿Qué lleva a una banda a echarse una siesta y levantarse renovados y con más ganas?
Miguel– Dejar dormir a la bestia (risas). Grupos como Maga se alimentan del cariño del público, hemos tenido sello, luego no… lo mismo con los managers. Las cosas han ido o venido, pero siempre nuestro público ha estado ahí. Eso es impagable y por eso siempre buscamos darles la sinceridad que se merecen a través de la música.
LBM- ¿Cómo se consigue dialogar con el yo del pasado para inventarse un futuro?
Miguel– Despojándose de prejuicios y de autocensura. Nunca hay que decir que algo ya está hecho y no te interesa. En el legado tienes un baúl lleno de tesoros o de instrumentos que te acompañan. Por ejemplo el Moog que le compré a un tipo de mi pueblo que ha estado presente antes de Maga, durante el blanco, el negro y el rojo, luego lo aparcamos un poco en nuestra etapa más guitarrera. Ahora me lo he traído a Madrid y en los bocetos nuevos estoy usándolo muchísimo. Estará en el futuro próximo con toda seguridad.
LBM- Las cosas que han sobrado, las que han hecho daño… ¿hacen que uno sea menos sincero?
Miguel– Yo creo que al contrario, las cosas que hacen daño, te hacen ser más humilde. Te mantienen alerta, pero te hacen darte cuenta de que el ser altivo, no te lleva a nada. El rencor es una rémora que no hace más que frenarte. Hay que aplicar toda la energía en avanzar.
LBM- ¿De todos los segundos en esto de la música en que momento sientes que no eres nada?
Miguel– Pues en el momento en el que pienso en mí sin música. Me desintegraría (risas), como Drácula cuando le da el sol. Mi relación con la música desde niño ha sido casi obsesiva. Hay muy pocas cosas que me importen igual que la música.
LBM- ¿Cómo le contarás a tus nietos eso de “hijo, yo una vez tuve una banda”?
Miguel– Pues seguramente con la voz muy finita, porque con mi edad todavía no los tengo (risas). Me encantaría tener hijos, la verdad. Espero contárselo como McCartney lo hace a día de hoy: tocando y trabajando creativamente.