Cual muescas en la pared contamos orgullosos los conciertos de Mucho a los que hemos tenido el placer de asistir, por lo tanto, no es raro que la tarde previa a nuestro primer directo de Pidiendo en las Puertas del Infierno sintiésemos expectación, ganas, e incluso ansía. Algunos dicen que todo ha cambiado, que las guitarras han quedado escondidas entre sintetizadores y sonidos ochenteros, y sí, así ha sido, pero nosotros somos de los que no le vemos la pega. El grupo cósmico ha ascendido un peldaño más y nosotros subimos encantados este nuevo tramo con ellos.
Puntuales Tigres Leones, que abrían la noche, nos cantaban con letras sobre casarse en Galicia para que llueva, vender piñas en Instagram y otros delirios fascinantes. Su tiempo, que era muy limitado, les daba para hacer maravillas mientras los más rezagados llenaban la sala y ocupaban posiciones.
Por fin hacía su aparición el azote de la mancha y con las copas alzadas, queriendo brindar con nosotros por una noche especial, daban por iniciado su show. Tras ellos, una pantalla llena de psicodelia envolvía las canciones, la formación mucho más cerrada que en otras ocasiones dejaba el resto del escenario vacío pero permitía que los cuatro integrantes de la banda estuviesen cerca unos de otros y de su público. Las miradas cómplices se sucedieron de forma constante, en una noche en las que las palabras entre ellos no hicieron falta. La demostración de que la importancia de la noche era recíproca, quedó desplegada en cada una de las canciones que tocaron y en toda la pasión que le pusieron.
El primer y único invitado de la noche era Charlie Bautista, que se apoderaba de la guitarra blanca de Martí y le arrancaba los más potentes y afilados acordes. La conjunción del mítico músico con los Mucho tenía como resultado una grandísima ovación. Antagónicamente a lo que dicen en las Puertas del Infierno, nos hicieron felices porque nos dejaron creer en todo, demostrándonos que la música está por encima del bien y del mal. Este nuevo disco en directo es mucho más potente y envolvente, está hecho para ser tocado y disfrutado.
Sobre las nuevas ruinas se cimenta una orquestación maravillosa, lejana a imitaciones, como ellos mismo dijeron; Sí, amigos, se puede bailar sin bombo a negras.
Ahora, difundid la palabra cósmica.
Autor; Shara Sánchez
Pics; Toe