Sabemos muy poco de Máximo Ruiz Ferrer, apenas le pudimos conocer el pasado sábado en la capital cuando vino a hacer acto de presencia en el concierto de sus creadores. La verdad es que se paseó a pasos cortos pero firmes, con decisión y con muchas ganas de salir victorioso. Tiene ese aire triunfador de las personas que saben lo que quieren y se encaminan directos hacia su meta. Probablemente esa sea la mejor baza para alguien con tanto pasado y sin ninguno a la vez.
Sin perder el tiempo, los de Granada demostraron que estaba todo pensado, todo calculado de forma milimétrica, a la altura de la presentación en sociedad de semejante personaje. Sacaron sus cuadernos de notas, afilaron sus guitarras y sentenciaron que todo lo que pueden desplegar en directo es mucho mejor que lo que han podido dejar grabado a fuego en el disco que cuenta la historia de Máximo. Se deshicieron del equipaje extra, regalando sin contemplaciones su lado más pop que fusionaron con la psicodelia que ahora les embriaga. No dejaron opción a que nadie pudiera decir que algo ha faltado, pues en el Set List estaba escrito en pergamino. La confabulación de sonidos, movimientos y ausencia de luces lograba dibujar la silueta del protagonista de la noche en nuestra mente. El reloj pasaba ampliamente de las cinco, pero el tiempo parecía detenido a la altura de El Sol.
Os diremos que, a través de la banda, pudimos percibir las mayores cualidades de nuestro nuevo amigo. Es inquieto, no deja nunca de investigar, de buscar donde están los límites de lo terrenal y lo espacial. Sabe muy bien cuáles son sus atributos y los luce para sacarles partido. Su mente tiene tantas historias femeninas flotando, que probablemente sea de los que confunden los nombres a la hora de estar con su amada. Lo que más claro nos quedó fue que la carga emocional es demasiada para ser llevada por una sola persona, debe ser por eso que ahora ha decidido repartirla con el mundo.
A través de nuestra experiencia habéis conocido un poquito más a Máximo, pero que no os engañen las apariencias, en realidad, él es quien queráis que sea. Eso es lo hermoso de que los nombres propios no tengan la línea que une los puntos. Ellos, los creadores, lo han dispuesto de tal forma que cada uno puede crear esas líneas usando como referencia los pocos puntos que han diseminado con su disco. Coge el lápiz en el próximo concierto y traza al máximo.
Autor; Shara Sánchez