El nombre de Nocturnos ha empezado a sonar bien fuerte en los últimos meses en el panorama de la música nacional. Con trabajo y esfuerzo, y tras un Ep que nos resultaba corto, volvían a la cueva de Costello a presentarnos su recién estrenado disco. Con un salto sobre las esperanzas, más grandes que pequeñas, aunque se esfuercen en disimularlo, nos volvían a cantar sus ritmos pegadizos y a tocar su música sin más pretensiones que “ey, esto es para que lo paséis bien”.
Y con todo esto les recibíamos, con aplausos, coros, y muchas ganas de que nos hiciesen tener una noche de esas en las que la música y el buen rollo se imponen. Ese tipo de noches en las que solo tienes ganas de bailar, solo quieres que la gente que has ido a ver te transmita. La empatía era tal, que ellos salían a escena con las mismas pretensiones ante una sala que había colgado el cartel de Sold Out.
No hay muchos grupos que te digan abiertamente que quieren quedar contigo los Días de Sol, y tomarse unas cañas, y tal vez, es por eso que la música de Nocturnos nos ha calado aún más. Entre melodías rebuscadas y letras que solo entienden aquellos que las escriben, un soplo de naturalidad se agradece, un homenaje al día a día que estos chicos han encontrado y enmarcado para traernos en forma de nuevo trabajo. Dejando a un lado las influencias, pero llevándolas en cada uno de los temas sutilmente, mezclan el Pop con contundentes riff de guitarra y coros endulzados.
Si eliges una de las fechas que Nocturnos han marcado para el directo, y te acercas a verles a cualquier sala, has de saber que saldrás Nocturnizado, y que el beso de buenas noches que recibirás, irá cargado de ese sonido que no podrás sacar de tu cabeza, incluso cuando llegues a tu hogar, seguirás tarareando esos temas. No te resistas, es mejor que te dejes llevar.
Si todo esto no te ocurre, es que ellos no hablan con sordos como tú.
Autor; Shara Sánchez