Querían los chicos de Nocturnos que conociésemos formalmente su trabajo. En uno de esos eventos en los que en la puerta se pone un cartel de “lo sentimos, si entra uno más nos falta el aire”. Nos poníamos de largo para esta cita, y nos presentábamos en Costello con nuestra invitación a la fiesta en una mano y el alma repleta de expectativas.
Nos esperaban parapetados tras pedaleras llenos de efectos, guitarrones cargados de ganas y contundentes baterías que esperaban ansiosas retumbar en la cueva. Habían olvidado indicar en la amable invitación las contraindicaciones de la música de Nocturnos, y de su forma de ser; adicción. Semblantes serios durante el primer tema, cara de “uy cuantos sois”, pero a los veinte minutos de concierto nos hablaban como si llevásemos formando parte de su vida desde siempre.
Entre este tema es nuevo y este pertenece al Ep, que algunos nos sabemos de memoria, pasaban delante de nuestros ojos las canciones de su repertorio, dejando bien claro que hay cosas que les avalan y entre ellas está su forma de tocar. Detalles cuidados al máximo, ganas de que todos los que nos encontrábamos allí hablásemos de su trabajo, aunque fuese un simple Twitt era la recompensa que esperaban como respuesta a la celebración musical que se estaban marcando.
Con un bis corto nos relataban detalles incluso de sus temas favoritos del disco, que verá la luz en unos meses, acompañados de gritos de ovación de aquellos que se cuentan entre sus seguidores desde el principio, esos que siempre se merecen una atención especial porque son lo que forjan a una banda a base de aliento.
Encantados de haber estado en la fiesta de Nocturnos, nos despedíamos con besos y abrazos, a sabiendas de que nos encontraremos con este grupo en muchas noches más, donde ellos, seres que se mueven en la oscuridad con soltura, serán los protagonistas.
Autor; Shara Sánchez.