Aún puedo sentir, retumbando en mi alma los tambores que cerraron el espectáculo de Pasajero en la Sala El Sol. Si tuviera que describir la sensación que me dejó el concierto en pocas palabras, utilizaría, enérgico, electrizante y ROCK, pero Rock con mayúsculas.
Desde mi punto de vista, poco tuvo que ver esta puesta en escena de Radiografías en El Sol, con la versión, a modo de hermana pequeña, que habíamos presenciado en Costello a primeros de año. Parecía, desde el primer minuto que Dani Arias salía a escena y se colgaba el bajo, que estaba dispuesto a llenarnos el corazón con su voz. Lo que creo que no se imaginaban los cuatro componentes de Pasajero era que el feedback con el público iba a ser enorme. Pues nadie dudaba de la grandeza de la noche, aún antes de empezar el concierto.
Llegaba el primer guitarrazo, y pudimos comprobar dos cosas; que el sonido de la Sala era perfecto para ellos, y que tienen grandes y buenos amigos que además de admirarles, están dispuestos a convertirse también en Pasajeros. El primero en acompañarles era Manuel Cabezalí, de Havalina, y es normal esta unión, pues a menudo comparten escenario por la geografía española.
También hubo un hueco para Gelo Nutopia, que le dio un toque más grave, si es que esto es posible, a Tu circo. El ambiente iba subiendo, y el calor llegaba a todos, el Sold Out se notaba en la Sala. La calidad musical de estos chicos, me asombra cada día más.
Alex Ferreira también pasó por el escenario, y entre risas y bromas, Dani, nos decía, vamos a hacer una solos, a ver si somos capaces, y vaya que si son capaces. De eso y de mucho más.
Sin duda el momento más especial de la noche, llegaba cuando anunciaban una versión. Nos decían que no necesitaba presentación, y al son del primer acorde me di cuenta. Primero pensé, uff que osadía!! Al minuto me di cuenta de que si el mismísimo Jairo, al que todos conocemos como Depedro, escucha en algún momento esta versión, se sentiría bien orgulloso de lo que Dani hace con su voz. Vuelo de La Vacazul, sonó luminosa, cañera y vibrante.
Seguía con la piel de gallina y ganas inmensas de cantar y bailar, pero Dani, nos hizo bajar las revoluciones saliendo solo al escenario, dando la versión más íntima de “en la mitad”.
Sabía que la parte musical de la noche llegaba a su fin, y el revuelo que se formaba entre algunos de los asistentes más vip, me decía que la sorpresa iba a ser grande. Un grito ahogado por parte del público, “Autoconversación”. Comenzaba el tema, y cuanto entraban los tambores, lo hacían de la forma más literal posible, y de la mano de grandes percusionistas, como Jorge González de Vetusta Morla o Javier Couceiro de Havalina, los cuatros tambores, más la batería de Josechu me hacían retumbar, globos blancos y negros, caían del cielo y el fin de fiesta daba la sensación de ser apocalíptico.
Así terminaba la noche, con el público jugando a lanzarse globos, cual niños emocionados, y la sensación de que Pasajero dieron un concierto del que hablaremos durante mucho, mucho tiempo. Aquellos que no asististeis, arrepentiros de ese error y subsanarlo pronto en el siguiente. Definitivamente, Yo soy Pasajero en este viaje sin accidentes.