Con una nueva fórmula entre las manos, los cuatro componentes de Pasajero se fueron hasta “El Cariño”, en Mozota, para encerrarse junto a Edu Baos y así enfrascar estos nuevos Antídotos Fugaces que llevaban tiempo intentando enunciar. Hoy, por fin, esos diez frascos rojos y negros están expuestos en las estanterías para que podamos adquirirlos y con ellos saciar nuestras ansias de volver a ser aquellos que un día llenaron las salas de espera. Hoy Pasajero sacan nuevo disco. Nueva dosis de realidad llena de contundencia y serenidad.
El sonido que ha logrado hacer de esta banda madrileña algo tan característico, vuelve a salir como un torrente sin frenos y, de nuevo, consigue dejarnos tan mudos como ya lo hicieran Radiografías o Parque de Atracciones. Otra vez han firmado esas letras llenas de sentido, de estremecedores enunciados que no dejan indiferente y que dan mucho que pensar. El componente que marca la particularidad de esta nueva fórmula no solo lo pone Javi, la incorporación más reciente, dotando al disco de una presencia de teclados y sintetizadores mucho más armada, también contar con la producción de Baos ha logrado que la oscuridad en la que siempre se encuentran inmersos tenga una limpieza sónica inusual.
Pasajero, en definitiva, siguen siendo ellos. Vuelven a hablarnos de personas, de casos concretos y de todo aquello que nos inquieta. No buscan las fórmulas que les catapulten, pues ellos ya tienen la suya propia y es esta, la que convierte un antídoto fugaz en algo que no querrás dejar escapar. Tenemos claro que este disco puede sonar en todos tus momentos felices, pero tiene la particularidad de que podrás recurrir a él también en los amargos.
Hace tiempo que no hablamos, soy paciente, yo te espero.
Si lo urgente está ahí afuera lo importante está aquí dentro.