En la era de lo urgente, donde importa más el sold out para poder hablar del número de asistentes que de la calidad de concierto o de la repercusión emocional que ha tenido, todavía quedan reductos de sinceridad a los que asomarse. Por suerte, hace tiempo que nosotros compramos nuestro billete en el viaje de Pasajero y este periplo ha estado lleno de momentos a los que aferrarse. Llevamos con orgullo a nuestras espaldas una preciosa mochila de recuerdos que podríamos enumerar uno a uno. Cada concierto al que hemos asistido, cada detalle, canción o premio, ha tenido un lugar digno en el que situarse. Todos y cada uno de esos minutos honestos ha sido valorado con la misma calidad que ellos nos han ofrecido.
Hace seis años, Radiografías se lucía en una Sala El Sol llena, volaban globos y Pasajero anunciaban que esa “súper banda” que habían formado tenía un buen número de disparos emocionales en su recámara. Tardaban relativamente poco en mostrarnos de lo que eran capaces, ofreciéndonos un billete de por vida para disfrutar de su Parque de Atracciones particular y con más amor del que podíamos imaginar, nos aferrábamos a esas letras desgarradoras, a la voz que las interpretaba y al rock que las envolvía. Si Dani, Josechu, Edu y Javi formaban el equipo perfecto, los que nos dedicábamos a estar en las primeras filas de sus conciertos se lo demostrábamos depositando en ellos nuestra total confianza. Con todo esto, celebrar el día del amor por excelencia con ellos, era algo obligado.
Así pues, el 14 de febrero poníamos rumbo a nuestra cita en la Sala El Sol con la sensación de quien, de alguna forma, celebra un aniversario. Antídotos Fugaces ya se había presentado de largo en casa, había salido en volandas y hacer de esta nueva fecha algo mucho más íntimo y especial parecía una forma de volver a acercarnos. Un abrazo colectivo necesario en tiempos difíciles. Madrid respondía. Entre familia, amigos y fans, demostrábamos a Pasajero que son una banda necesaria, que las letras complejas, la música perfectamente desarrollada y las emociones forman parte de lo que nos gusta. Ellos visiblemente emocionados, con palabras entrecortadas y mirándonos a los ojos, nos regalaban incluso una canción nueva para agradecer que nos hayamos sumado hasta locura de música y amor. Si el set list hilvanaba canciones de sus tres discos (y la nueva) haciendo un repaso impecable a su trayectoria en estos más de seis años, seguíamos sintiendo que algunas de las más antiguas ya no tengan cabida. Lo cierto es que si fuera por nosotros, ahora, dos días después seguiríamos al pie de su escenario.
Podemos contaros las ganas que desprendían mientras tocaban, las lagrimas al borde de los ojos de Dani, las sonrisas que nos dedicaron, pero lo cierto es que si hay algo que tenemos que deciros y es más importante, es que escuchéis alguna de sus canciones. Si eres capaz de atreverte a mirar, estamos seguros de que la próxima cita estarás a nuestro lado disfrutando.
Autor: Shara Sánchez
Fotos: Carlos Toe