Hace pocos días, durante su reciente visita a Reino Unido, una presentadora británica anunciaba a Ryan Adams como uno de los artistas más prolíficos de los últimos 20 años. Esa descripción es bien merecida, pues desde el año 1995, cuando empezó en esto de la música con Whiskeytown, ha sido capaz de dejar su impronta en más de 20 discos, ya fuera con sus primeras bandas, su nombre propio o añadiendo brillantes denominaciones para los músicos que le acompañaban. La historia de su vida ha ido ligada a su trayectoria profesional, dejando siempre una enorme huella en cada álbum, el resultado de su talento e inquietud ha sido una tremenda carrera en la que ha disfrutado haciendo la música que realmente quería hacer. Incluso con algo tan inverosímil como versionar 1989 de Taylor Swift al completo.
En este 2017, Ryan vuelve de nuevo para sorprendernos y conquistarnos dando vida a un puñado de canciones de amor y desamor que logran seducirnos hasta límites insospechados. Irónicamente sus penas se han transformado en el deleite de los que le admiramos. Prisoner es un mapa de lo que ha sufrido los últimos años hecho canciones. Su divorcio, la enfermedad degenerativa que padece y los cambios en su vida han dado como fruto 12 cortes maravillosos que explican sus vivencias, aunque si los descartes se hubieran considerado, podrían haber publicado un disco triple. Según su propia denominación habría sido el Star Wars del divorcio.
De este nuevo trabajo, el propio Ryan ha comentado en numerosas ocasiones que contiene la inspiración de las canciones de The Smiths y Springsteen, algo de lo que te percatas en las primeras escuchas. Melodías similares a las que sonaban de fondo mientras muchos crecíamos combinan a la perfección con sus letras. Es un hecho que temas como Outbound Train nos hacen recordar en exceso al Bruce de los 80 y, como ya hizo en su álbum homónimo, vuelve a dejar que las canciones crezcan en atmosferas intensas. Matices y capas escondidas te llevarán a quererlo escuchar sin parar, como si la droga más dulce fuera la música.
Se puede preveer que los riffs de guitarra volverán a dejarán que frontman y banda se luzcan en directo con la intensidad a la que nos tiene acostumbrados en sus shows. Rodeado como siempre de unos músicos a la altura de él mismo, innumerables citas aguardan desde hoy en adelante.
Con lo que te hemos contado, queremos aclarar que Prisoner no es un álbum triste. La dureza de la vida y del aprendizaje no es algo que debamos tratar con una sonrisa en la boca, sino con la reflexión y la intensidad que merece, es posible que afrontes este disco en función de la madurez de tu carácter.