Cuando escuchamos a Rufus T Firefly en directo por primera vez, comenzamos a pedir cada día el mismo deseo: que su música llegase a más y más gente. Ahora Nueve por fin ha colocado a la banda donde se merecían. Un lugar que se han ganado a base de trabajo, de sentimientos auténticos y sobre todo de hacer música con una calidad muy por encima de la media.
Desde que este disco hiciese su aparición, reflejando la misma sombra perfecta mirases desde el ángulo que mirases, han ido avanzando con más ahínco que nunca. La intensidad que provoca su disfrute ha sido sin duda una de las claves para que se colase en tantos corazones.
LBM – ¿Sentís que con este disco habéis pasado de ojos totalmente cerrados a «abre los ojos»?
Alberto – Yo creo que todavía no los hemos abierto, o eso espero.
Víc – Bueno, supongo que te refieres a la reacción de la gente y la verdad es que sí, parece que ahora se nos ve más. No sabemos muy bien porque. Antes había mucha gente, como vosotros por ejemplo, que ya nos seguía y pensabais que éramos “flipantes” y ahora se ha sumado mucha gente a ese pensamiento. Desde luego lo que tenemos claro es que si pasa, no hemos hecho nada a posta; somos los de siempre.
LBM – ¿Puede que la clave haya sido soltarse del miedo?
Víc – En realidad nunca hemos estado atados. Desde el primer disco hemos hecho lo que nos ha dado la gana, puede que tal vez ahora un poco más. Nos da todo igual, solo queremos disfrutar con esto y hacer cosas bonitas, por eso no tenemos miedo a nada. Puede que eso haya quedado reflejado.
LBM – ¿Con nueve por fin les dais lo que se merecen?
Víc – En realidad nunca vamos a ser capaces de darles lo que se merecen por muy cabrones que seamos (risas).
LBM – Si esto no eres tú, ¿qué eres ahora?
Alberto – Realmente lo de esto no soy yo es una pregunta sin respuesta, eterna.
LBM – La idea de producir Nueve, tal como lo habéis hecho, era conseguir un diez.
Alberto – Nunca hay pretensiones.
Víc – Lo único en lo que pensábamos era en hacerlo lo mejor y lo más personal posible. Lo que pasa después de sacar un disco es muy extraño; no estás ni más ni menos seguro que con los anteriores, ni creemos que sea mejor o peor que lo que habíamos hecho. Es un paso más. Al salir del estudio estábamos muy orgullosos, eso sí que es cierto.
Alberto – También es una declaración de intenciones, con esto ya os avanzamos, en cierto modo, lo que va a pasar en el siguiente disco.
LBM – Como ya os pedimos una vez un Top 5 de canciones, esta vez queremos un top 5 de momentos que han quedado para siempre en la historia de Rufus.
Víc – No creo que pueda hacerlo cronológicamente (risas), pero sí tengo claro cuáles serían.
Alberto – Ganar el Rivas.
Víc – Ganar el concurso de Rivas Vaciamadrid fue muy bonito. Otro, cuando participamos en el Global Battle of the Bands: era nuestro primer concierto, había que tocar dos canciones, solo teníamos dos canciones y con ellas ganamos. Había grupos increíbles, no nos podíamos creer que hubiéramos ganado nosotros. Nos pensábamos que iba a pasar todos los días (risas).
Charlie – Yo creo que todavía queda fuerza de aquello (risas).
Víc – Los tres conciertos que dimos importantes con el Ø, fueron en Moby Dick, en Copérnico y en la sala El Sol. En cada concierto vivimos momentos que considero especiales. En Moby vi a la gente cantar las canciones, algo que nunca antes había pasado. Esto volvió a pasar en Copérnico y casi lloro y en El Sol fue increíble, cantaba todo el mundo.
Alberto – Yo recuerdo también un día que en el tren a las siete de la mañana. Me paró un tío y me dijo; tú eres de Rufus, ¿te puedo dar un abrazo?.
Víc -El Granapop de este año ha sido también muy especial. Tocar los primeros y ver que la sala estaba llena porque querían vernos. Fue genial.
LBM – ¿Abandonar nunca estuvo en el plan?
Víc – Yo siempre he pensado que mientras queramos seguir tocando y tengamos cosas que decir, pues nada nos impedirá no hacerlo. Abandonar no, si lo dejamos es porque se haya desgastado o no quede camino por recorrer, pero dejarlo a medias no.
LBM – ¿Eso quiere decir que tendremos Rufus para rato?
Víc – Sí o no (risas). Yo creo que me siguen quedando muchos años de tocar con Rufus, pero va más en función de que lo que haces no ayude a transmitir lo que quieres, o sientas que no eres sincero contigo mismo. Todo lo que expresamos a través de Rufus, al ser algo tan interno, si no eres sincero, ya no funciona. Eso es lo único que haría que se terminara. Jamás seguiríamos como empresa, o porque esto fuera rentable.
LBM – ¿Cuál es la distancia entre la visión amable de la catarsis y la realidad?
Alberto – Yo creo que no hay tanta, porque la realidad es un poco catarsis; besito-ostia.
Víc – La realidad es un poco lo que tú quieres que sea, depende como te lo tomes. Si asumes que la realidad es algo que está ahí y no se puede cambiar te irá mejor. Por lo tanto es eres tú el que se tiene que amoldar a un mundo absurdo y no al contrario, podrás hacer lo que quieras.
Charlie – Depende del microscopio con el que lo mires.
LBM – Para proteger tus sentimientos ¿es mejor no saberlo todo?
Víc – Eso es bastante triste y bastante evidente. Yo además cada vez soy más partidario de no saber las cosas: prefiero no saber nada (risas). Prefiero ser un ignorante total y ayudar a la gente para que se sientan mejor, en vez de amargarles la vida.
Alberto – No necesitamos saberlo todo.
Charlie – Cuando veáis la película de Lucy os daréis cuenta de esto (risas).
LBM – ¿De un incendio suicida resurges más fuerte cual fénix?
Víc – El incendio es bueno, ayuda a romper lo establecido. Una vez que consigues hacer eso, eres fuerte y consigues lo que sea.
LBM – ¿En el fondo sois un poco pirómanos?
Víc – Bueno, yo creo que sale solo, por ejemplo, Pompeya hace referencia a los coros de Mellotron que mete Albert en los estribillos y que quedan muy apoteósicos. Eso nos recordaba a una canción de los Flaming Lips que se titula Pompeii Am Götterdämmerung.
LBM – Creemos que Pompeya es una canción catastrófica para bien (risas).
Víc – ¡Me encanta esa definición! (risas).
LBM – ¿Cuánto hay que entrenar la lógica para devolver el golpe?
Víc – Yo creo que la lógica no hay que entrenarla, viene innato, es natural. Si a un niño le empujas, y puede, te devolverá el empujón. No tenemos que estar callados o quietos ante tanta “corruptela”.
Charlie – Hay mucha “corruptela” suelta (risas).
LBM – ¿Dónde guardas la música?
Charlie – En el lóbulo occipital… (risas).
Alberto – Yo es que no la guardo, está siempre visible, o en este caso audible.
Víc – Sí, yo creo que es como una especie de flujo, toda la música que nos llega de otras bandas que admiramos, quede impresa de alguna forma en nuestras canciones e ir soltándolo de nuevo al mundo por ahí.
Alberto – Un amigo, un día que iba muy borracho, me dijo la mejor frase sobre la música que he escuchado jamás; la música es un Dios. Yo le respondí; vámonos a casa (risas).