Madrid, jueves por la tarde y buen tiempo, combinación perfecta para que Malasaña sea un lugar atestado de personas, donde incluso caminar es una tarea complicada. Enfilamos la cuesta abajo de la calle Velarde camino a la plaza del Dos de Mayo y, sorteando transeúntes, conseguimos en una frenética carrera llegar al Gato, allí, sentado tras una copa de cerveza, nos espera Sarria.
Han pasado semanas desde que empezamos a planear esta entrevista y las canciones de Sarria se han establecido, echando raíces en nuestras escuchas diarias. Con este disco, El mundo es cruel (pero creo en él), ha dado un salto cualitativo hacia delante mostrando una madurez musical que le afianza junto a otros compositores reconocidos de nuestro del país. Los pasos musicales de Nacho Sarria ya tienen una clara dirección y es, sin lugar a duda, al lado de los grandes.
LBM – Para romper el hielo: ¿Quién habita en el mundo de Sarria?
Sarria – Yo soy un tío tranquilo. Intento que mi día a día sea tocar, leer, ver una película… Este año estoy intentando que la cotidianidad sea suficiente para que mi mundo esté completo. Y, sobre todo, lo que hay es música y es así desde que tengo nueve años. La música es mi vía de escape; mi refugio. En mi cabeza hay muchas cosas, pero lo que siempre permanece es una idea, una maqueta o lo que sea en lo que estoy trabajando. También hay mar, porque soy de Málaga, sol y mi perro Harry.
«El mundo es hostil, pero me niego a pensar que sea un lugar perdido»
-Sarria-
LBM- Este disco suena a evolución, ¿cantar canciones es la mejor forma de dar pasos hacia adelante para ti?
Sarria – Para mí la música es el vehículo de todo. Te hace crecer como persona, te ofrece un sitio donde concretar todo el aprendizaje vivido, las experiencias buenas y las malas. Yo me tomo mi música como un diario, donde canalizo lo que tengo dentro. Creo que hablo peor de lo que canto. Me refugié ahí desde pequeño y es la mejor manera de comunicarme y de expresar lo que quiero. Cuando termino una canción es cuando estoy seguro de que he dicho todo lo que quiero decir. Eso no me pasa con nada más en mi vida.
LBM- El mantra de Solo es una Mala Racha pero a ver si me pasa nos parece una genialidad. ¿Qué importancia tiene para ti dar con la letra adecuada?
Sarria- Mucho. En mi proceso compositivo la música sale de una manera natural y sencilla, tal vez estoy tocando en el salón de mi casa y doy con una melodía que grabo con el móvil y lo difícil viene después cuando tengo que ponerle una letra. A veces no sé de qué hablan las canciones pero seis meses después encuentro lo que quiero decir. Es la parte con la que más me frustro y me enfado, porque yo me tomo la música como algo muy personal, yo no soy un contador de historias como puede ser Sabina, por ejemplo, cuando escribo letras estoy sacando una parte de mí y por eso me cuesta mucho estar satisfecho. Los sentimientos son muy difíciles de explicar. Nunca soy consciente de lo personales que son mis canciones hasta que me lo dice la gente que las escucha.
LBM- ¿Cómo llegan estas letras a tu cabeza?
Sarria- Estoy leyendo un libro que se llama La Biografía del Silencio, de Pablo de Ors, y él lleva mucho tiempo meditando. En el libro dice que tanto en el arte como en el amor agarrar no funciona, lo que hay que hacer es soltar. Tendemos a pensar que es mucho trabajo, pero cuando yo me tiro seis meses para componer un buen verso no es porque no sepa de qué habla la canción, es porque no me parece que lo estoy contando como debería. Hay que dejar que venga y se vaya según veas.
«La música es mi vía de escape; mi refugio. En mi cabeza hay muchas cosas, pero lo que siempre permanece es una idea, una maqueta o lo que sea en lo que estoy trabajando.»
-Sarria-
LBM- Metámonos en el jardín: ¿ser flor de un día o florecer cada cierto tiempo cuando las circunstancias se den?
Sarria- Depende del momento, hay momentos de florecer e incluso de marchitarse. Desgraciadamente no los elegimos. Yo preferiría estar siempre en flor. Cuando nos marchitamos hay que verlo con perspectiva. Siempre vuelven a salir las flores.
LBM- Creemos que es muy difícil regalar amor en un mundo actual tan competitivo y orientado al éxito, ¿cómo navega Sarria la vida de un artista musical en 2024?
Sarria- Yo personalmente elijo pasar de esa marca impuesta sobre el tema de los seguidores en redes, por ejemplo. En mi caso si yo me sumergiese en eso me hartaría. Para mí la música es una forma de expresión, una necesidad. El que se centra en el éxito creo que le gusta más el éxito que la música. Hacer las cosas bien es hacer lo que te apetezca. Yo por ejemplo soy muy poco usuario de las redes y si eso me afecta a mi proyecto como músico, me da exactamente igual porque para mí la importancia es hacer buenas canciones.
LBM- Si te damos a elegir, ¿te quedarías con una honesta canción de desamor o con una buena canción de amor?
Sarria- Desamor. El desamor tiene una crudeza y una sonoridad mucho más interesante. No creo que el sufrimiento sea la materia prima de una canción, pero sí creo en abrirse y en mostrar lo que sientes. Al final cuando uno está bien no tiene tanto que contar.
LBM- ¿Qué reacción provoca la química inestable?
Sarria- Pues esa canción nace porque después de la pandemia retomé un año de la carrera y me pusieron un trabajo de grupo en el que había que hacer un corto. El nuestro se llamaba Un día extraño. Yo me pedí la parte musical (risas). Me gustó tanto el estribillo que quise ir más allá y la desarrollé. La letra habla de la ansiedad. Es muy difícil querer estar bien y no poder. Cuando estás en la inestabilidad es muy difícil encontrar el equilibro.
LBM- ¿Decir lo que uno piensa está infra o sobrevalorado?
Sarria- Depende de como te lo tomes. Tienes que saber con quien eres sincero y en que contexto. Creo que es positivo que podamos expresarnos con libertad, porque a veces nos cuesta decirlo por miedo o por no generar conflictos. Está infravalorado ser sincero y la gente que lo es, a veces se pasan por exceso.
LBM- Al final de este disco nos cuentas que podemos creer en el mundo ¿qué o quién te hace ver la parte positiva?
Sarria- El propio mundo en general. El otro día hablaba con un amigo sobre la crueldad del mundo y sobre que esa crueldad no lleva implícita maldad. Los que solemos llevar maldad somos los humanos. Somos los responsables del cambio. Hay gente maravillosa que te hace creer en los demás. No creo que haya habido un periodo histórico en el que el mundo como tal haya estado bien, pero a veces te pasan cosas, que hacen que quieras cambiar y hacer buenas acciones por los demás. El mundo es hostil, pero me niego a pensar que sea un lugar perdido.
LBM- Para despedirnos, cuéntanos: un disco salvavidas, una bebida preferida y cuando encontraste tu vocación.
Sarria- mi vocación la encontré con 9 años. Yo era skater y me compraron el Tony Hawk Underground 1 y al final de ese juego había un concierto de los Kiss. Conseguías las letras y había un concierto con los mejores momentos de los Kiss concentrados en un minuto. Desde ese día, fue como si me partiera un rayo, supe qué quería ser en la vida. Desde entonces no ha habido ni un solo momento en el que no haya querido dedicarme a la música.
Ahora me he enganchado a un refresco de jengibre que compro en El Corte Inglés (risas). No sé ni la marca, pero lo he comprado tres veces en la última semana.
Y un disco salvavidas, es muy obvio, pero el Abbey Road. Podría elegir otro disco, pero no sería justo con el Abbey Road (risas).