El día en que Sexy Sadie anunciaron su retirada no podíamos ni imaginar todos esos conciertos especiales que iban a seguir regalándonos a posteriori. Cada una de las veces que se han subido al escenario desde entonces hemos celebrado una fiesta, una reunión de amigos en la que banda y público en perfecta comunión han sabido otorgar a la fecha el valor que realmente se merecía. El veinte aniversario de It´s Beautiful, It´s Love llegaba con el anuncio de una pequeña gira de directos y con la re-edición del vinilo en una edición digna de formar parte de las mejores colecciones. De nuevo íbamos a volver a generar recuerdos en torno a las canciones que nos marcaron.
Una tras otra los Sadies han ido abordando esas fechas programadas cuidándolas con especial cariño, mientras el disco más aclamado de su carrera, sonaba en el orden de su edición original. Llegados al cierre quisieron que Madrid fuese diferente y brillara por encima, pues muchos fans de la banda no querían dejar pasar la oportunidad de despedirles sin saber que habrá después. Se subían al escenario del Teatro Barceló con todas las ganas, mirando directamente a la emoción contenida en los ojos de los presentes y arrancaban con guitarrazos que hacían enmudecer. La energía desbordada flotaba por la sala y sin tiempo apenas para resuello las canciones sonaban igual que en las citas anteriores, en el orden del disco.
Lo cierto es que a pesar de que Sexy Sadie no son un grupo en activo siguen conservando esa forma única de electrizar el ambiente. Joaquín Pascual era el primero de los invitados de la noche y subía al escenario para acompañarles como ya hiciera en su día a los mandos de la producción de este disco. Muchas sonrisas sinceras entre medias nos llevaban hasta dos canciones no previstas en el repertorio de la noche y Mr. Nobody se adueñaba de la sala. A esas alturas muchos no podían impedir que las emociones hubieran tomado el control mientras el tiempo no se detenía y avanzaban inevitablemente hacia el final.
Fernando Pardo tampoco quiso perderse este encuentro y con su Fender subía también al escenario. Con apenas unas canciones para rematar la noche se sumó también Carlos Pilan, el que fuese guitarrista titular de la segunda parte de la banda. En una euforia colectiva, machacaron las notas y las grabaron para siempre en nuestras memorias terminando felices y exhaustos una noche para el recuerdo.
Volvemos a decir adiós a los Sadies, entre aplausos, dejando incluso caer alguna lágrima. Gracias por tanto, por las canciones y por las emociones, estaremos aquí esperando que ese Nunca se sabe sea cierto.
Autor: Shara Sánchez
Fotos: Carlos Toe