Aranda nos ha dejado como siempre con esa ya tradicional resaca emocional. Los que nos conocen saben que somos habituales del Sonorama y que es típico por estas fechas que nos levantemos el lunes como si nos hubiese pisoteado el caballo de Atila. Si el año pasado el incentivo más motivador era un cartel que no daba resuello, este año hemos podido ir tranquilos y disfrutar mucho más de la carpa, donde grupos menos conocidos ganan adeptos entre aquellos que no van con lo establecido.
Miércoles
Muchos han sido los cambios que ha contemplado el festival en esta edición. Sin duda el más importante nos generaba un gran quebradero de cabeza con los horarios del viaje y el alojamiento, pues el pistoletazo de salida tenía lugar el miércoles y era uno de los grupos más importantes del cartel; Los Planetas.
Llegábamos a Aranda presurosos para correr a pie de escenario y ver a uno de los grupos que puso patas arriba el mundo de la música en su momento. Si conoces a Los Planetas sabes lo que vas a encontrar en uno de sus conciertos, y puede que eso desconcertase a los más jóvenes que mostraban semblantes incrédulos ante una música bastante distorsionada sobre la voz de Jota, apenas entendible. Flamenco mezclado con Rock para la primera parte del concierto, ese sonido tan Planetas que les caracteriza, adornado con proyecciones y luces. Un set completo, en el que no dejaron de lado los éxitos que han sido el vehículo de su carrera. Canciones redondas con letras agudas que paliaron el frío de Aranda a base de saltos.
Jueves
Estrenábamos la Plaza del Trigo tras una noche en la que la mantita no había sobrado. Con ganas de seguir nuestra particular fiesta de cumpleaños del sello Subterfuge, llegábamos dispuestos a no perdernos nada. The Bright, Bravo Fisher y Joe la Reina, eran los protagonistas de una mañana en la que los coros para ensalzar al escenario principal no cesaban. Sin duda los Joes nos daban una nueva lección de talento con un concierto en el que hacían alarde de esas letras atormentadas que les envuelven entre melodías y cantos que bien podían ser extraídos de alguna tribu; sin duda, nosotros también somos de la tribu de Joe La Reina.
Tarde de jueves y recinto completo. Adiós polvo en el escenario principal con el recién estrenado asfalto y muchas ganas de disfrutar. David Fonseca nos recibía antes de las ocho de la tarde, con las ganas a flor de piel y un espectáculo en el que la energía no dejaba indiferente. Saltos, bajar del escenario principal para mezclarse entre nosotros y llamadas telefónicas de las que surgían canciones y versiones componían su puesta en escena y así, nos dejaba claro que las recomendaciones que nos han ido llegando de este portugués no han sido en vano.
Pero mucho quedaba de noche y tampoco nos iban a dejar parar los Niños Mutantes con su futuro hecho presente en Aranda. Si Náufragos fue un disco que marcase un antes y un después en la historia del grupo, añadiendo muchos seguidores, los Mutantes llevan en escena desde los 90, algo que se nota en sus directos. Tocan, jalean y sobre todo no se callan lo que piensan. Daban una vuelta por sus éxitos y temas nuevos con un Set List muy completo que hacía delicias entre los fans nuevos y antiguos.
Raphael era uno de los platos fuertes del jueves. El espectáculo mediático de artista y sus fans precedía a su actuación. Sin embargo nosotros preferimos aprovechar el rato para compartir los coros de Margot con Sala And The Strange Sounds, cenar y acercarnos a la carpa a ver a Aurora. Allí no solo coincidimos con muchos artistas de los que tocaban en el festival como espectadores, sino que nos encontramos justo con lo que esperábamos; una banda que empieza a tener un recorrido musical del que hacer gala y ganas de cambiar los sonidos establecidos.
Elefantes, con Shuarma a la cabeza, nos hacían cantar sus clásicos y conocer los nuevos aires que dan forma al reencuentro de la banda bajo el nuevo disco. Por fin Iván, un clásico del Sonorama salía a escena. Copa de vino en mano, ataviado con americana, nos demostraba que es un señor. Cantaba al piano, bailaba con nosotros, nos presentaba a la banda que le acompañaba entre canciones tristes y alegres que todos nos sabíamos de principio a fin. Pero los días en Sonorama son largos, y las noches necesitan descanso. Por eso decidimos que una retirada a tiempo era una victoria y cuando Iván Ferreiro se despidió de nosotros partimos hacia nuestro merecido descanso.
Viernes
El viernes no podíamos faltar a nuestra cita con Penny Necklace. A pesar de los retrasos en el Red Bull Tour Bus, nos mantuvimos firmes bajo el sol esperando que se encaramasen a esa posición privilegiada en Aranda desde donde tocar. Como siempre la voz de Odette no dejó indiferente a nadie. No solo bordaron su actuación sino que además firmas, venta de discos y fotos acompañaron a toda la banda durante un buen rato después. Mientras orgullosos observábamos el triunfo de Penny, nos llegaba la gran sorpresa de que las camisas Hawaianas de los viernes de Carmona salían desde Radio3 hasta Aranda, y el presentador radiofónico acompañaba a los Niños Mutantes al escenario para que diese comienzo uno de los regalos que siempre nos ofrece Sonorama. Si la noche anterior habían hecho delicias que el público no había dejado escapar, en la Plaza se atrevieron con su disco de versiones para hacernos sentir que la vivencia era aún más única. Realmente con estas cosas son con las que el festival se hace único.
La primera hora de la tarde se la concedíamos a Barbott, que comenzaban a sonar entre los inmensos árboles del camping, con un público entregado que bailaba descalzo al son de las canciones que componen Margarita y las que estarán incluidas en su próximo trabajo. Estos nuevos temas, que vendrá dentro de poco y aún están tomando forma, tienen una pinta increíble. Con Pómez sonando en el mismo escenario del camping nos marchábamos a la carrera para llegar a ver a Maronda en la carpa. La recomendación de este grupo Valenciano nos ha llegado por una tienda de discos, de esas de las de toda la vida, donde nos pusieron su disco y pudimos conocerles. En directo nos sorprendieron bastante, sonaban muy compactos, para un público numeroso tratándose de la carpa. Ya nos hemos apuntado a sus directos para próximas ocasiones.
No abandonábamos la carpa porque seguidos los chicos de Cosmic Birds cogían el turno para dar el que para nosotros sería uno de los conciertos más completos del festival. No dejaron nada de su último trabajo, que han podido sacar a la luz a través de una campaña de CF, en el tintero. Cumplieron con las expectativas y el pop folk ambiental al que ponen su firma se lució bien dentro de la carpa.
Que la voz de Jairo enamora mucho más con menos edulcorantes es un hecho. Depedro tomaba el escenario Castilla y León a golpe de Hombre bueno, con guitarra, teclado y batería, en un formato escueto pero que era más que suficiente para él y sus seguidores. Con bellas canciones de amor, desamor y vida, nos daba una buena dosis de todo aquello que queríamos para pasar un buen rato.
Amaral lleva compaginando en los últimos meses la creación de su nuevo trabajo con una mini gira de festivales que ha logrado calmar el ansia de directo tanto para el público como para ellos mismos y su banda. Estos conciertos han permitido que sus fans hayan podido escuchar algunas de las canciones que tal vez vayan incluidas en su próximo trabajo. Con un set repleto de esos éxitos que componen el camino hasta los Amaral de hoy en día, y una puesta en escena que incluía detalles nocturnos, como una gran luna que brillaba a espaldas de la banda, o una bola de espejos que simulaba estrellas, demostraban que el escenario principal estaba hecho para ellos. A pesar de las duras críticas recibidas por estar en el cartel del festival, los grandes éxitos que eligieron para la noche fueron los más coreados por el público en Aranda.
La intensidad de León Benavente se veía mermada en sonido, probablemente porque el escenario Castilla y León es pequeño para tal afluencia de público. Apenas encontrábamos un hueco libre para colocarnos y disfrutar del trabajo de esta banda de súper músicos. Sin duda, como ellos mismos mencionaban durante la actuación, su trayectoria en este año ha sido muy reconocida, puede que tal vez el descubrimiento de muchos en el pasado Sonorama haya influido en ello. Sin duda lo más especial fue escuchar Ser Brigada con la voz original del disco, Cristina del Columpio Asesino, subida al escenario para dejarnos con el mejor sabor de boca.
Antes de caer rendidos por completo no quisimos irnos sin disfrutar de Reptile Youth, que sin duda demostraron porque en nuestro país aquel que vive un directo suyo no para de recomendarlo. No dejan nada para el siguiente directo, con tintes electrónicos y unas ganas de comerse el mundo, nos ganaron también entre sus nuevos fans.
Sábado
Para nosotros la mañana del sábado se presentaba emocionante. Llegábamos pronto a la Plaza del Trigo y disfrutábamos de las mordaces letras de Ricardo Vicente, que con las tablas de un músico que lleva muchos años acumulados en las fundas de sus instrumentos, daba un espectáculo tranquilo pero sin tregua. Calentaba motores, y dejaba paso a la explosión de sonido que duraría hasta bien entrada la tarde.
Los primeros en tomar ese testigo eran los gallegos de Maryland. Han trabajado duro para ver las recompensas que este tercer álbum de estudio les está dando; Los Años Muertos llenaban Aranda de confeti. Con una plaza del trigo chillando Escenario Principal con ímpetu, se atrevían a cantar en inglés, sus canciones de etapas anteriores, y en castellano, las que ya muchos conocen. Bordaban su actuación y dejaban inmortalizados a los asistentes en su ya tradicional Polaroid.
Sexy Zebras y la sorpresa de Second, que volvían a la Plaza años después, completaron ese mañana tan especial donde el agua que regaban desde el balcón hacía falta de verdad.
Sin duda el sábado mucha gente había partido hacia sus hogares, el recinto se veía más vacío, puede que muchos no hayan podido permitirse, económica o físicamente, un Sonorama de tantos días. El concierto de Tachenko nos daba la vitalidad que habíamos ido dejando en cada uno de los anteriores. Nos hacían bailar, saltar y corear. Con bigotes algo recortados nos daban la pista para hacer el plan de la noche y sobrevivir a todo lo que nos rodeaba, tal vez detrás de ellos si haya héroes.
The Corner, seguidos de Wilhelm And The Danching Animals, sumaban otros dos grandes descubrimientos más a este Sonorama. Los primeros nos regalaban sus melodías firmadas con la bandera de Canadá y nombraban al festival como el mejor del mundo, buscando sonidos entre teclados y guitarras, tienen bastante que ofrecer si les das una oportunidad. Los segundos porque no piensan dejar que nadie se quede sin escucharles. Con un volumen y melodías rabiosas al borde del Power Pop, sentenciaban que los grupos jóvenes tienen mucho que ofrecer y no piensan parar hasta hacer de su música un imprescindible.
Con esto, las fuerzas se nos terminaban definitivamente, y nos marchábamos del recinto, cargados con nuestros vasos reciclados. Otro Sonorama vivido, otra experiencia musical que con amigos se vive mejor, otra vez la hospitalidad de un pueblo que se ve desbordado por unos días y sin duda, otra vez que guardábamos en la maleta de vuelta todos los planes y estrategias para vivir el Sonorama Ribera 2015.
Autora; Shara Sánchez