Desafiando un pronóstico de lluvia que nunca llego, daba lugar el comienzo de la fiesta del 25 cumpleaños de Subterfuge. Si bien en esto de la música no es fácil mantenerse, mucho menos lo es hacerlo con la entereza y posición que Carlos y Gema, las cabezas visibles de esta empresa, lo han ido haciendo a lo largo de los años. Grupos que han sido los números uno en su momento, que han arrasado con sus discos, lo han hecho bajo un sello que hoy por hoy, es historia de la música de nuestro país. Historia de una música que iba más allá, que buscaba romper lo establecido, que limpiaba el camino de obstáculos por amor al arte, simplemente por una decisión, que acertada o no, guiaba sus pasos. Un sello que cumple años el día de la música, lleva implícita esa estrella que marca el camino.
Viernes 20, el encuentro
Caminar entre medias de las naves del Matadero, sabiendo que la cultura en los últimos años ha hecho de ese lugar su mejor baza, ya era un preámbulo de que ese esperado reencuentro con algunos de los grupos iba a ser sencillamente fantástico. Pulsera en mano y a disfrutar del espectáculo. Pistoletazo inmenso de salida.
Todos los artistas eran presentados antes de cada actuación, dándoles la importancia que se merecían. Cada detalle cuidado, y en contra de lo que las apuestas apuntaban, horarios al milímetro, sonido limpio y llenando los rincones del Matadero. Sencillamente Subterfuge se había propuesto llegar a todos a los corazones, y volver a darle al día de la música en Madrid el esplendor que tuvo antaño.
Sin duda presente y pasado se fundían en un abrazo musical de lo más rosa. El símbolo del 25 cumpleaños coronaba las cabezas de todos ellos. Con el sol abrasando nuestra piel, y las inseparables gafas de sol, disfrutábamos de Neuman, sin duda uno de los grupos del hoy, que llevan a Subterfuge a estar donde están. En apenas un año han caminado de la mano, avanzando hacia delante con pasos firmes. Los acordes de Turn It se apoderaban de cabezas y corazones, cantar era el único remedio. De ahí en adelante, el tiempo, que parecía haber retrocedido, se difuminaba, pasaba deprisa, y aunque luchábamos por detenerlo y vivir para siempre esos instantes únicos se colaban entre los dedos.
Relojes de arena contaban los minutos destinados para las más bellas. Anni B Sweet primero, muy bien acompañada, lucía voz y sonrisa entre las escasas palabras que nos dedicaba. Versiones que son propias, y una voz inigualable nos relataban, como si de un cuento se tratase, esas canciones que le han dado un lugar en el sello. En el atardecer con Marlango, Leonor Watling tomaba el sol entre sus manos y le obligaba a esconderse. Decidida y con actitud de diva, se contoneaba de forma sexy al borde del escenario.
Ellos, que siempre son los mismos, Mostaza y Capote, bien pertrechados por una banda vestida de riguroso blanco, daban la vuelta a la sensualidad y hacían gala de eso que les ha mantenido durante años en los escenarios de nuestro país. Rebuscando en nuestros sentimientos, y en nuestras vivencias infantiles, hacían saltar, cantar y reír.
Sexy Sadie salía a escena con la naturalidad que conlleva el día a día, hay cosas que no se pierden. Para nosotros llegaba uno de los momentos más esperados dentro del festival , sin duda uno de los platos fuertes de la noche. La banda unida, sonriente y cómplice, en esta especial y ecléctica festividad de cumpleaños, dejaba claros todos aquellos motivos por los que, en un pasado cercano, muchos nos reuníamos bajo el lema de We are Sadies. Gestos, miradas dulces, confeti volando sobre nuestras cabezas y sacando lo más valiente de nuestras voces acompañábamos a Jaime García Soriano. El reloj seguía avanzando, pero retrocedía a la vez.
La unanimidad de los asistentes saltando al ritmo del Devil Came To Me, fue mérito de Dover, el grupo que al que se otorgó el título de buque insignia de la compañía, nos ponía a todos de acuerdo en que ese disco de los inicios fue algo único e irrepetible en medio de una escena que lo que necesitaba. Gritamos, saltamos nos desmelenamos, y nos dejamos llevar, de ahí al final de la una noche en la que Corizonas nos tocaban con sus sombreros, Cycle nos llevaban al delirio, y Carlos Jean remataba moviéndose alrededor de una mesa plagada de cachivaches de los que emanaba su música.
Sábado 21, bailar hasta el éxtasis
Disfraces de fresas, Estrella Galicia calmando la sed, muchas ganas y mayor afluencia que el día anterior, ese era el adorno del Matadero para el segundo día. Segundo día en el que los tonos cálidos del vestido de Myriam, cantante de The Bright que extendía sus notas más folks, se mezclaba con la electrónica de Bravo Fisher, que invitaba a su querida Vega a acompañarle sobre el escenario.
La primera aparición de Najwa sobre el escenario, era acompañada de Carlos Jean, y si en su mayor parte las canciones de esta curiosa unión tienen de su lado la electrónica, el momento álgido que nos erizaba hasta el alma era cuando a piano y voz respectivamente, interpretaban Crime. La mezcolanza de grupos continuaba, y el noise intenso de Dr Explosion recién traído de las montañas, se bajaba del escenario e irrumpía de forma cercana entre los asistentes.
Los barrocos LKan, salían al escenario rememorando la época dorada de la compañía, motivo por el cual lucían trajes de tan brillante color. Parodias y risas, confeti volador, pero sobre todo, un grandísimo homenaje a Subterfuge contándonos todas las cosas que más les gustaban cuando estaban en la compañía. A la perfección describieron parte de esos años que cumplía Subterfuge, y los acercaron a nosotros.
La noche caía por completo en Al Amanecer de los Fresones Rebeldes. Con la misma inocencia que antaño, ese toque amateur, y la sonrisa de todos los que allí nos encontrábamos, sacaron sus bonitos temas al ritmo de los saltos y el fervor. Sinceramente fue perfecto, fue como si toda la nostalgia se concentrase en un punto determinado y de ahí, estallase al mundo. Conscientes de que habíamos vivido algo histórico, al terminar tuvimos incluso que tomarnos un respiro; la intensidad nos desbordaba.
Las tranquilas Pauline en la Playa nos dieron tregua, pero no por mucho tiempo, porque pronto Arizona Baby nos ponían a bailar, a cantar, y sobre todo el gran Javier Vielba nos daba lecciones de vida. Sin parar de recordar tiempos que parece que nos quedan demasiado lejanos del día a día, el Chup Chup de Australian Blonde ponía a prueba la solidez del recinto, que aguantaba nuestros saltos, y gritos. También el frenesí de Paco Loco, que parecía querer sacar alguna nota no tocada hasta ahora y exprimía todos sus recursos. Vinila Von Bismark y su Burlesque Show, lo más kitsch se lo llevaba de calle Silvia Superstar liderando a los Killer Barbies.
Mercromina, en su hora tardía encendía la maquinaria hasta tal punto, que entre los recuerdos y los cacharros de cocina, más de uno sentía aflorar las lágrimas. Con firmeza, y fiereza se comieron un escenario que está hecho para ellos, en el día de la música, demostraban que son uno de sus máximos exponentes, y que el día que decidieron separarse perdimos demasiado sin darnos cuenta. Najwa volvía a salir a escena con sus gafas de sol. Cigarro en mano, ponía su particular broche a esa noche, a esa fiesta. Se terminaba la celebración. Los 25 de Subterfuge llegaban al fin.
A la salida del recinto, nos encontrábamos a Gema, y después de darle la enhorabuena por un festival tan cuidado, con una buena dosis de emoción nos decía; ¿y si la liamos igual para el 26? Por nosotros que no quede, allí como clavos estaremos en aquello, sea lo que sea lo siguiente, que se les ocurra adornar con música.