fotos: Noemí Elías
La memoria de Ramón Rodríguez está llena de canciones. Canciones que no solo han marcado meses y años de su vida, sino también de la nuestra. Sonando en salas, en festivales y en radios, The New Raemon se ha hecho un hueco en la banda sonora de nuestras vidas.
En esa particular biblioteca de historia personal, Ramón ha tenido que enmarcar su faceta de autor de comics y un buen número de momentos compartidos con compañeros de profesión en discos y en giras. Ahora Quema la Memoria llega en formato libro y disco doble de vinilo. Ornamentado por las ilustraciones de Paula Bonet nos cuenta que la carrera de Ramón estará siempre con nosotros.
Apurando un cigarro, con las palabras bien reposadas, tuvimos esta bonita charla.
LBM- ¿Cómo de selectiva es la memoria?
Ramón– Uff, pues la verdad es que no sabría explicarlo. Cuando era niño, tuve un ataque de epilepsia y mi memoria está como muy fragmentada. Lo expliqué en mi comic Ausencias. Sé que las cosas están ahí, pero tengo lagunas, si estiro todo lo que puedo consigo alcanzarlas.
Aunque la memoria también es traicionera. Recordamos las cosas de una forma que no han sucedido, como si fuera una fábula.
LBM- Con una carrera como la tuya, ¿es indispensable tener un plan para todas las posibles variables?
Ramón– Es importante tener un calendario claro si te dedicas a esto al 100%. Quiero decir, que si fuera millonario e hiciese esto por placer, pues sería diferente. Hacer discos es mi oficio y como tal, tienes que saber que los discos tienen una vida, un tiempo de gira y cuando lo agotas, pues tienes que tener el siguiente paso previsto. Siempre he perseguido hacer lo que me gusta toda mi vida, aunque nunca he descartado por completo que un día me despierte pensando que ya he hecho todos los discos que me gustaría hacer y lo deje. Pero sí, suelo tener los siguientes pasos planeados.
Incluso si eso pasa, mi Plan B sería poner una pequeña librería y vender libros y tebeos a los niños (risas).
LBM- ¿La vida es eso que pasa hasta que encuentras a tu Garfunkel?
Ramón– ¡No! ese es el mayor error entre la mayoría de los mortales. Creemos que lo más importante es el amor romántico sin darnos cuenta de que podemos vivir sin priorizar el amor. Si te das cuenta de que es más importante mejorarte a ti mismo, entonces ya llegará el Garfunkel definitivo. Ese tipo de perspectiva es la que suele hacer que te equivoques.
LBM- ¿Ahora haces mejor café?
Ramón– (Risas) La verdad es que no, ahora tengo una máquina de esas que hacen café, tipo Nesspreso (what else). Mi madre me la regaló porque ya sabe que el café no es lo mío. A mi mujer sí, a ella le sale mucho mejor, pero tampoco somos mucho de tomar café.
«Siempre he perseguido hacer lo que me gusta toda mi vida, aunque nunca he descartado por completo que un día me despierte pensando que ya he hecho todos los discos que me gustaría hacer y lo deje.»
LBM- ¿Qué pinta Paula Bonet en todo esto?
Ramón– Pues nos conocemos hace muchos años. En la época de My Space, antes de que ella se hiciera famosa con sus pinturas, ya nos conocíamos. Mi intención con el libro era reivindicar la figura del letrista, que es lo que más tiempo me requiere, y ella lo ha hecho mucho más bonito de lo que hubiese sido, ornamentándolo para que fuera más que un libro con letras. Ha construido algo maravilloso con su talento sobre lo que yo había creado previamente. Estoy muy contento de haber podido contar con su trabajo para esto.
También ha ocurrido que mucha gente ha conocido mi música a través de Paula.
LBM- ¿Qué es lo más bello y lo más bestia que te he pasado en esta carrera?
Ramón– Creo que llegar a conocer e incluso ser amigo de gente a la que admiraba mucho, como por ejemplo Jeremy Enigk. Cuando tenía 15 o 16 años y escuchaba esos discos en Cabrils, que está en la nada comparado con Seattle, nunca habría podido imaginarme ser su amigo y no ver a ciertos artistas como les veía entonces, sino como un amigo más.
Cuando te paras a pensar que Jeremy me ha llamado para pedirme que le ayudase a terminar su último disco, es cuando te das cuenta de que es una cosa muy bestia.
LBM- ¿Cuál es la mejor raqueta para jugar a dobles con McEnroe?
Ramón– El buen humor. Esto lo hemos hecho con mucho cariño y con grandes dosis de humor. Me río mucho con su forma de ser elegante y llena de clase, es como de otra época. Yo creo que él usa muchas expresiones de su padre y a mí me encantan, como por ejemplo; ¡no seas merluzo! (risas).
LBM- ¿Se ha hecho republicana la Reina del Amazonas?
Ramón– Uff (risas). La verdad es que sería una reina fantástica, pero siendo reina es difícil que sea republicana.
LBM- ¿Cuántas estrellas tiene en trip advisor el crucero Rompehielos?
Ramón– Para mí muchas. Estoy tan orgulloso del disco que le pondría todas las que se pudieran poner.
LBM- John Connor: si tu yo del futuro viaja al pasado para darte dos consejos ¿cuáles serían?
Ramón–Aprovecharía el viaje para otras cosas porque estoy seguro de que mi yo del pasado me mandaría a la mierda. Igual iría al antiguo Egipto, a ver que se cocía por ahí.