Crearse un hueco definido en el ciclo de festivales nacionales no es una tarea sencilla, mucho menos en un país como el nuestro que rezuma citas festivaleras más allá de lo que es capaz de seguir el público objetivo que ama la música. Por eso, la importancia de que Tomavistas se haya instalado como uno de los imprescindibles, sabiendo orientar su cartel hacia un público más exquisito y de una edad superior a la media, es mucho más reseñable.
Por fin llegaba el viernes 24 de mayo y de nuevo, la ciudad de Madrid se movilizaba en torno a esta octava edición, que traía consigo la polémica del solape de varios de sus escenarios y la marcha de nuevo, como ya pasó hace dos años, del parque Enrique Tierno Galván para instalar sus escenarios, en esta ocasión, en el recinto de la Caja Mágica.
Tostándonos con el sol abrasador de Madrid llegábamos a canjear nuestras pulseras justo a tiempo para acceder al escenario Johnnie Walker, donde enmarcadas en amarillo característico de la marca el power trío Repion, compuesto por Marina, Teresa e Iris, hacían saltar al son de su música a un buen número de asistentes. Decir que Repion son una de las bandas más prometedoras de nuestro panorama nacional es quedarse bastante corto. Las hermanas Iñesta ya forman parte de la escena y es que han sabido proyectar al mundo un conjunto de canciones con garra compuestas con buenas influencias musicales. Añadir a Iris Banegas a su formato en directo ha sido todo un acierto, ya que el empaque sonoro de las tres sobre las tablas es arrollador. A punto de sacar a la luz su nuevo disco, del que ya hemos podido disfrutar de un adelanto, la importancia estratégica de esta cita era determinante. Se llevaron una buena dosis de aplausos y seguro que más de un despistado ya está curioseando su música.
Tras esto, nuestro corazón musical se dividía entre el regreso de Standstill y los americanos Bodega, así que decidimos hacer un 50/50. El Vibra Mahou se llenaba de canciones preciosas, himnos que nos han acompañado, emoción a flor de piel y el buen hacer de los catalanes. Casi con lágrimas en los ojos, tanto el público como la banda acogían con una emoción inmensa la decisión de este reencuentro. Preciosista y enérgico a partes iguales, la banda demostraba que no ha perdido ni un ápice la forma sobre los escenarios.
De ahí corriendo para descubrir a los americanos Bodega. Los Neoyorquinos destilan su sonido indie punk como si de una descarga se tratara… combinando el protagonismo entre Nikki y Ben, dependiendo de quien toma el micro principal, obviamente lograron que su universo nos atrapara. Afortunadamente, el mes de octubre estarán recorriendo nuestro país y la cita imperdible de Madrid, en la Wurlitzer, hará que nos podamos resarcir de lo corto que se nos hizo. Objetivo conseguido en el festival: descubrir una banda y hacerse fan de su música.
Momento para los grandes clásicos: J Mascis y sus Dinosaur JR entraban en escena. La banda nos demostró que pese a los años siguen en forma y pueden vencer a las modas y a las simples estéticas. Desde nuestra perspectiva, a pesar del sonido, que no fue todo lo pulcro que cabía esperar, fue un buen concierto. Gracias J Mascis por poner banda sonora a la caída del sol un viernes en Madrid.
Con un somos Los Planetas y no los impostores, Jota servía la polémica en bandeja justo en el momento más concurrido de la noche. El aluvión de merchan de Los Planetas que se veía a lo largo y ancho del festival dejaba bien claro que el reclamo principal del día eran los granadinos. El 30 aniversario del Super 8 y su gira conmemorativa en la que los temas del set list siguen el orden original del disco, deja poco a la imaginación o a las sorpresas. El hecho de que la banda tampoco sea la formación habitual a la que estamos acostumbrados, no pareció importar a los miles de fans que se agolpaban para cantar a pleno pulmón los hits de este disco intergeneracional. Parece que Jota y Florent se encuentran en buena forma musical e independientemente de que les importe lo que el público piense, lo dejaron bien firmado. Los visuales que acompañan este directo, con los dibujos que luce portada e interior del disco, hicieron de elemento hipnótico fundamental para que no pudiéramos despegar la vista del escenario. Incluso cuando el momento karaoke del barrio hacía acto de presencia, mostrando las letras de las canciones en las pantallas.
Soplamos las velas de este cumpleaños y nos regocijamos en sus festividades. Los Planetas son y serán algo más que un grupo de culto, son historia viva de nuestro país y les queda por recorrer todo el camino que quieran andar.
Los británicos Editors tampoco querían perderse esta gran fiesta de la música. Tom Smith salía al escenario del festival madrileño y se llevaba de calle a los presentes con su magnetismo irresistible. Algo más de una hora de despliegue musical lleno de gestos y carisma que le hacían comulgar junto a su público. El líder de la banda mostraba toda la artillería, dejando para el estallido final sus hits más imponentes. Para muchos de los presentes este fue un broche de oro, pero a nosotros nos quedaba todavía algo más de energía y decidimos acercarnos al folclore patrio de Baiuca.
Electrónica, panderetas y canto tradicional, a simple vista puede parecer una mezcla demasiado dispar, pero Baiuca ha conseguido habilitar un espacio donde cohabitan de maravilla. Con esto poníamos rumbo a casa, guardar fuerzas para el segundo día puede parecer de cobardes, pero en nuestro caso fue una decisión inteligente.
Redactado por: Shara Sánchez
Foto: Carlos Toe