10.30 de la noche, viernes de feria. Los redondeles y alrededores repletos de gente hasta tal punto que nos llevó más de 20 minutos llegar del emblemático «Pincho de la Feria» hasta el lugar donde esa noche algo mágico iba a ocurrir. En este caso el escenario era diferente, era la cuarta vez que Vetusta Morla venía a Albacete pero esta vez no venía para llenar la plaza de toros, su primera plaza de toros como ellos siempre recuerdan, sino para llenar de música la carpa que mira fijamente a La Noria.
Muchas cosas han cambiado desde aquel octubre de 2008 cuando una «nueva y prometedora banda» venía a tocar al festival Tempo, cautivando a todos los presentes y logrando tras esa primera vez que cita tras cita en la ciudad, no falten a ninguno de sus conciertos. Muchas caras conocidas entre el público, otras nuevas, amigos, algún que otro niño uniformado con la camiseta del grupo y los de siempre. Todos preparados para disfrutar y sentir lo que tanto se ha hecho esperar: la presentación de La Deriva en Albacete.
A pesar de las muchísimas veces que ya les hemos visto el objetivo era claro. Como bien dicen Love of Lesbian, las primeras filas eran nuestra obsesión, y como quien no quiere la cosa lo alcanzamos sin problemas. Ya sólo quedaba esperar. Antes de que los de Tres Cantos salieran a escena fueron precedidos por dos grupos, los locales Carletti Porta y los valencianos Rubick, con un enérgico directo que fueron animando y poniendo en situación a los presentes.
12.35 y sin hacerse más de rogar aparecían ellos. Comenzaban a sonar los primeros acordes de La Deriva. Pucho, baquetas en mano, empezaba a golpear los tambores y a cantar las primeras estrofas. El público le seguía coreando las canciones a tal volumen que pareciera que quisieran que se les escuchara en toda la ciudad. Realmente esa fue la tónica que se mantuvo durante las 2 horas que duró el show.
Con Fuego, Golpe Maestro y La Mosca en la Pared descubrimos que este iba a ser un concierto muy diferente a lo que estábamos acostumbrados. Una cuidada puesta en escena, iluminación y proyecciones exquisitas, hacen difícil no teletransportarse al universo de cada una de las canciones de La Deriva. Insectos, ciclistas, hombres corriendo, caídas de telones negros y blancos y juegos de luces, son una declaración de intenciones que demuestran lo muchísimo que ha crecido esta banda y la cantidad de sorpresas que nos quedan por vivir junto a ellos.
Sexta canción de la noche y unos arreglos que nos cuesta reconocer. ¿Qué canción será? nos preguntamos los unos a los otros. Ese es el momento en el que de repente, miras a tu acompañante y le dices con una sonrisa en la cara es Lo que te Hace Grande y te pones a cantar como loco. Después Un Día en el Mundo y va subiendo el volumen de las voces de los asistentes, a ti ya casi no te queda voz, pero no importa, porque mañana será otro día y hoy hay que hacerse escuchar y gritar a los cuatro vientos Mírame soy feliz y sí, soy feliz, porque ellos me hacen sentir así.
Siguen con Cuarteles de Invierno y Sálvese Quien Pueda y gritamos tan fuerte hay tanto idiota ahí fuera que pareciera que los quisiéramos aniquilar a todos. Tour de Francia, Maldita Dulzura, La Grieta y Mapas precedieron al momento más esperado por los asistentes. El Indio, hasta el momento escondido tras el atronador sonido de su batería era invitado a ponerse en primera fila junto a Pucho y empezaba a sonar Copenhague. Quedaba claro lo que significa para todos los que estábamos allí este himno. Es esa canción que no sólo cantas con ellos, sino que cantas con los que ese día te están acompañando en el concierto, te abrazas con tus amigos y ese dejarse llevar suena demasiado bien cobra sentido. Suena bien porque ellos te han enseñado que así es.
Con Salas de Espera llegaba el momento íntimo de la noche, que dura muy poco, porque tras ella sigue Valiente. A pesar de los problemas de Pucho con el micro, estos no eran tales ya que todos sabíamos lo que teníamos que cantar mientras los técnicos hacían su trabajo.
Momento para otro de los temas que han acompañado a la banda desde su primer disco: La Cuadratura del Círculo. Ya no hay bidón, pero Pucho se encarga de que no notemos su ausencia. Tras Fiesta Mayor los chicos desaparecen del escenario, aunque todos sabemos que van a volver; lo que no sabemos es que es lo que nos espera a partir de ahora.
En su vuelta Juanma, Jorge y Pucho, palos en mano comienzan con el ritmo de El Hombre del Saco para terminar la canción con un Pucho al más estilo MC presentando al equipo y contando las ‘derivas’ que a todos nos rodean últimamente.
Entraba el teclado de Guille en escena y enseguida reconocíamos la canción con la que iban a poner el punto final a la noche. Con miradas nos decíamos: ¡Qué bonita es! Sonaban los primeros acordes de Los Días Raros. Con una exclamación generalizada entre el público el ambiente iba in crescendo hasta llegar a un canto al unísono entre todo el público. Así vivíamos el final de una de las mejores noches que hemos tenido en mucho tiempo, porque como bien dice Pucho, hay derivas personales, políticas, sexuales, más que reales… pero no hay derivas que ellos no nos hagan olvidar.
Gracias Vetusta Morla por noches así. Va a ser difícil olvidar la primera visita de La Deriva, pero volved pronto porque nos hacéis falta en nuestras vidas. Gracias, gracias y mil gracias.
Autor; Pepa López