Enarbolando la delicadeza de sus canciones, Xoel López volvía a tomar La Riviera. Una vez más ponía en nuestras manos el billete definitivo que nos transportaba a todos y cada uno de los paisajes que es capaz de describir con precisión. De nuevo Xoel, se hacía dueño de todos los rincones y los transformaba, logrando que el viaje se iniciase en la madrileña sala de la palmera y de allí llegase a todos los lugares más allá del Atlántico. En este adiós a Paramales, el gallego contaba con el respaldo de una crew nueva y veterana a partes iguales, mapas perfectos de todos los caminos recorridos y sobre todo, la atención de los que allí, a sus pies, nos habíamos congregado una vez más para seguirle.
Llenándonos con los sonidos que ha firmado en los dos discos que llevan su nombre, nos desató entre el baile y los himnos, haciéndonos mover las emociones. Y fueron esas canciones, las últimas de sus extensa carrera musical las protagonistas, dejando relegadas a los discos aquellas que se firmaron bajo el pseudónimo de Deluxe. Tan solo dos de ellas, una, acompañado de su gran amigo Miguel Rivera, vocalista de Maga, y otra para decirnos que es tiempo de confeccionar nuevos mapas. Luces, venían a nuestra orilla, dejando que el hombre de ninguna parte y de todas a la vez nos conquistase una vez más a través de sus historias.
La noche avanzaba con premura, apenas podríamos pensar, hacer recuento para ordenar sentimientos y sentirnos afortunados por haber recorrido muchos de los pasos que ha dado esta gira con él. Ahora, como le dijimos con sinceridad, le esperamos. Nos sentamos con calma y, aunque sabemos que sin su música el mundo será mucho más pobre durante un periodo de tiempo, confiamos en que él sabrá traernos un nuevo diario de poemas adornados con melodía.
Así se fue, ya se esfumó, un año más, y con él, una gira más de Xoel López, otro disco que le ha impulsado un paso más hacia la historia de la música.
Autor; Shara Sánchez
Fotos: Toe