Estrella Galicia sigue firme en sus creencias y se esfuerza por mezclar con su buen nombre la música de los mejores. En el evento del pasado jueves iba más allá en su apuesta y en él, jugaban con la triple combinación de música, buena comida y una de sus cervezas.
Con el aroma de las delicias que se estaban preparando en el Teatro del Arte Nuevo, reconvertido en la cocina de Pepe Solla para la ocasión, comenzaba Xoel a cantarnos. Tal como nos había anunciado unos días antes, a través de sus redes sociales, la noche iba a estar centrada en prestar su voz a las composiciones de otros. Nos perdíamos entre los matices de The Boxer, la mítica canción de Simon & Garfunkel que todos hemos escuchado en alguna ocasión. Pero al gallego le parecía que esta vez teníamos que ir más allá y, al terminar de cantarla, nos recitaba la letra, para que comprendiéramos que él se sintió identificado, salvando las diferencias, con el protagonista cuando llegó a Madrid cargado con sus sueños y logró realizarlos a pesar de las trabas.
Si con ese inicio nos tenía sin habla, decidía seguir manteniendo nuestra atención sobre él. Interpretaba una canción de los Kinks, buscando que los que no conociesen a los británicos más lejos de sus éxitos aclamados, prestaran atención a través Shangri-La. Desde el principio nos había advertido que tenía preparados unos seis temas y ya estaba en el ecuador de su lista. Entonces llegaba el momento de que los que hemos seguido de cerca sucarrera, nos llevásemos una alegría. Un tema nuevo, que estará incluido en su próximo trabajo, hacía su aparición en escena. Atentos escuchábamos este avance, que nos sabía a poco. Parece que las nuevas canciones de Xoel vendrán cargadas de contundencia y ya tienen ganas de salir. Mientras esperamos lo que vendrá, esta pequeña tapa, nos venía de lujo para saciar nuestras ansias.
Para cerrar su selección hacía gala de lo eclético. Primero se transformaba en las maravillosas Supremes. Con su voz más aguda, al más puro estilo Diana Ross, nos hablaba en el nombre del amor. Y para terminar hacía gala de lo patrio, usando su guitarra española para cantar como Paco Ibañez los versos de Lorca.
Cedía entonces micrófono y escenario a Pepe Solla, que nos hacía reír a la par que nos alimentaba con auténticas delicias. Pero lo más importante es que había centrado la noche en mostrarnos que lo más sencillo puede ser lo que más nos guste. Pasta con atún, lentejas o menestra, eran algunas de los manjares que formaban parte de nuestra cena. Se volvían a mezclar los dos en el escenario para deleitarnos como fin de fiesta. Tapa elaborada por Xoel, como no, de Lacón con grelos y cover de Pearl Jam, interpretada por ambos. Así cerraban la cocina y dejaban la guitarra en su soporte. La noche se había terminado. Paladeando el postre, emprendíamos el camino a casa con repletos de felicidad.
Autor: Shara Sánchez