Después de unos cuantos meses intentando encontrar un hueco para colarnos en la agenda de Zahara, conseguíamos deslizarnos hasta una tarde en el Café Metropolitain y afincarnos allí durante un buen tramo del reloj. Las cosas con esta chica que corre son más sencillas de lo que parecen, y pasar nuestra tarde con ella nos hacía conocer de primera mano todas sus inquietudes, sus despistes y muchas risas.
LBM – ¿Al final has decido bajar del general Sherman y has elegido correr sin parar? ¿Cómo va tu carrera ahora?
Zahara – Va bien. Estoy en un momento de transición: el final de una etapa de este disco, preparando el siguiente pero todavía tocando, con algunos temas compuestos del siguiente disco pero sin haberlos terminado ni tener muy claro hacia donde irán… Estoy en ese momento de cambio que va a ser bastante importante porque lo que viva y lo que me pase ahora va a ser lo que defina hacia dónde va el siguiente disco. Pero en general estoy bien (risas).
LBM – ¿Te has convertido ya en la mujer mayúscula o sigues nadando para llegar a serlo?
Zahara – No voy a llegar nunca (risas). Hay mucha gente que me regaña por esto, porque tengo esta actitud muchas veces. Pero yo creo que es mejor ser más realista y no pensar que todo me sale bien. En realidad las cosas casi nunca me van bien, siempre tengo que pelear porque surjan. No soy de esas personas que han nacido con una flor en el culo, sino que he tenido que superar muchísimos obstáculos y a día de hoy me sigue pasando. Entonces hace mucho tiempo que abandoné la idea de convertirme en una mujer mayúscula. Si algún día llega será maravilloso porque no me lo esperaré.
Yo siempre me he sentido una mujer en miniatura, a todos los niveles: desde cuando me subo al escenario que dice la gente “¡qué pequeña es!”, hasta cuando pienso en todo lo que me queda por hacer. Entonces no tengo la sensación de haber llegado a ningún sitio. Que por otra parte es lo primero que aprendí cuando leí “Ítaca”: lo importante es el camino y no llegar nunca. Por eso tampoco me importa.
«El amor es sencillo y solo funciona cuando viene en dos direcciones con la misma intensidad y en equilibrio. Si no, esto es una mierda. Por eso “La pareja tóxica” no habla de amor, habla de querer creer que hay amor, que ese es el problema.» - Zahara -
LBM – ¿Te podemos proclamar campeona de las ideas ya que no paras quieta? En tres palabras diseña la medalla que te pondrías.
Zahara – ¡Uff! Una sería “creativa”… También la medalla de las “ideas locas”, que en eso sería medalla de oro, porque cada reunión que he tenido con mi manager cuando le cuento lo que se me ha ocurrido veo su mirada de “Ya ha traído otra idea loca”. También la perseverancia, porque es lo único que mantengo en mi vida de manera constante, el seguir haciendo cosas siempre. Y… de la tercera no me acuerdo (risas). Aunque bueno, me podrían dar la medalla de “más mails sin contestar”, porque tengo como 1.500 en uno de los Facebook, 700 en otro, 2.000 y pico en otro…. Y en mi correo personal, con el que curro, mi manera de comunicarme con el mundo, hay 140; que yo los leo, pero archivo solo si contesto y están ahí sin contestar. Y a veces me pongo a contestar por el último y veo que es de hace dos años y unos cuantos meses. Contesto en plan: “Te prometo que ahora he encontrado el hueco para contestarte. Sé que ya ha caducado, tu mail ya ha prescrito, pero yo te contesto por si te sirve” (risas). O mi clásico mail de: “Perdone el retraso sé que la fecha que me proponías para lo que quería hacer pasó hace tres semanas, pero si todavía estás interesado y no me odias pues que sepas que puedo hacerlo. Si me contestas en los próximos cinco minutos, te respondo.” (risas) O sea que esas tres están bien.
LBM – Top cinco para hacer la colada un domingo por la tarde.
Zahara – Tengo una selección…: “Stay” de Rihanna, porque me tengo que poner canciones que me apetezca cantar; casi nunca puedo cantar la música que escucho porque o es música de cine o son en inglés y como no me sé las letras pues canto fatal. Pero todas las de Rihanna se entienden y las puedes cantar a la primera, no tienen ningún tipo de misterio.
Es horrible mi top five pero es real. Pero es real, puedes ir a mi casa y encontrártelo, de hecho te lo puedo compartir.
“Everytime” de Britney Spears. Es un temazo. Sale en la peli “Spring Breakers” que es una cochinada pero es de mis películas favoritas del año pasado. Es una mamarrachada como la copa de un pino, pero me la vi dos veces: fui el jueves y volví el domingo. Me dejo pasta en el cine pero es que no tengo otro vicio: no bebo alcohol, no tomo ninguna droga, no me compro ropa (me quedo lo que sobra de los rodajes, hace mucho que no me compro ropa)… Mi otro vicio es comer fuera, ir de tapas o lo que sea. Eso e ir al cine. Total, que la canción sale en la banda sonora de esa peli y aluciné. Salí del cine y todo el día cantando esta canción.
Luego… Hay una de Katy Perry del último disco… “The one that got away”. Esta mis amigos se la ponen para hacer ejercicio.
Luego de la banda sonora de Drive, de Kavinsky, la de “Nightcall”. Me encanta.
Y de Lana del Rey “Ride”. Me gusta bastante Lana del Rey, sus canciones son flipantes, ojalá yo supiera componer así. Me flipa todo lo que hay a su alrededor. Yo creo que ha estado tan súper vendida que ha generado un súper rechazo. Tiene una tesitura impresionante. Cuando salió me pareció una caca como una vaca. Pero ahora me encanta. Me he quitado muchos prejuicios para decir que me gusta Lana del Rey pero es que es la ostia. Quise odiarla pero no pude. Es súper original.
Os las recomiendo totalmente.
LBM – ¿Ya estás de vuelta de todo o simplemente estás de vuelta de LA?
Zahara – No, ni siquiera he vuelto de LA (risas). Creo que mi problema es que me quedo atrapada, como la frase de mi canción “sigo durmiendo dentro de aquella noche fría”, es la frase que define mi vida. Solo tengo dos modos: o vivo perennemente en el ritmo o rompo y lo dejo todo atrás y no miro. Entonces no sé ni siquiera lo que he dejado atrás: avanzo y abandono. Entonces lo que pasa es lo contrario: que estoy ahí, todo me persigue y todo me acompaña. Voy como el personaje este de “Dentro del laberinto” que vivía con toda la casa a cuestas, que es como una especie de caracol andante; pues así soy yo pero con todo lo que he vivido. Y aunque a veces lo ponga muy lejos y me creo que no existe, de pronto hay algo que te recuerda a algo y abre el tapón de una botella que querías olvidar y te vienen todos los recuerdos. Pues así, o sea que no (risas). De hecho “El leñador y la mujer América” en realidad es un poco “Camino a Los Ángeles”, cuando la veáis ya veréis porque. Y cuando lo hice mi manager mi llamó y me dijo: “¡Joder, estás cabreada, eh, estás cabreada todavia!” Y no me había dado cuenta pero sí, parece ser que sí.
LBM – Si la sobredosis de emoción, distancias largas y el escaso tiempo nos vuelve frágiles, ¿Cuál es el antídoto? Y si no hay, inventas la fórmula.
Zahara – Ojalá, ojalá… Ni idea. De hecho esa canción es tan corta porque quise que tuviera una segunda parte y no la encontré. Siempre quise que tuviera una segunda parte porque me parecía el colmo del minimalismo. Pero luego entendí que estaba bien así, que no había que decir nada más. Esa canción llevaba compuesta desde antes de “La fabulosa historia”y estaba ahí como un rumor que no terminaba de explotar, que no sabía a dónde iba y que no la terminaba. Y pensé que igual estaba terminada ya. No sé, es lo que pienso y no creo que tenga solución. Creo que hemos entrado en una dinámica en el mundo, en la sociedad en la que estamos en la que es imposible salir de esa rapidez, de esa inmediatez y no tenemos tiempo. Eso es de lo que habla. Por una parte somos mucho más fuertes de lo que nos creemos porque lo aguatamos; pero yo creo que el aguantarnos es lo que nos hace precisamente ser tan débiles, el no poder renunciar a todo y seguir nuestro propio camino, sino al final estar siempre en uno mucho más grande en el que van todos.
No sé si se me ha entendido, a veces soy un poco críptica (risas).
LBM – Criatura de este mundo, ¿finalmente has vencido en este juego de animales llamado mundo de la música?
Zahara – ¡Qué va, qué va! Yo creo que he ganado una pequeña batalla pero que esto es una guerra muy larga. Y ahora como hay tantos frentes abiertos, como luchamos contra tanto, pues yo creo que mucho menos. Me encantaría poder decirte que sí, pero creo que muy pocos lo consiguen. No es mi caso, de hecho, es por lo que sigo, si no igual habría renunciado en plan “¡Ah, mira, pues ya está, ya he ganado!”. Sin embargo, es lo que les digo siempre a mis amigas: “Yo he venido a jugar” (risas) Cuando consigo que todas las cosas funcionen, me resulta aburrido, entonces siempre busco un reto, una idea aun más loca que la anterior, algo más difícil de vender, algo más complicado. Cuando me preguntan por mi siguiente disco siempre digo que como este no va a ser, porque este ya lo he hecho. O sea, yo ya he hecho un disco grabado con mi banda, con los instrumentos tocando en directo, que era una idea que tenía hace mucho tiempo; un monográfico, que también me apetecía… Yo ya he hecho esto, entonces el siguiente no va a ser así. Ahora mismo no sé cómo va a ser, pero sé que no va a ser igual. Va a mantener el espíritu, va a volver a tener la misma idea, pero no voy a volver a hacer una película. Haré algo mucho más grande o mucho más sencillo, pero no me voy a repetir, porque no sé repetirme. Este es mi problema y el de Jesús, mi realizador: ahora que sabemos cómo funciona, lo fácil sería volver a repetirlo. Pero por eso nunca ganamos: porque cuando aprendemos las reglas del juego nos pasamos a otro.
LBM – ¿Es cierto que el amor siempre debe llevar consigo una infección tóxica o si no, no es amor?
Zahara – No, no, no, en absoluto. El amor es sencillo y solo funciona cuando viene en dos direcciones con la misma intensidad y en equilibrio. Si no, esto es una mierda. Por eso “La pareja tóxica” no habla de amor, habla de querer creer que hay amor, que ese es el problema. Por eso todas las relaciones que fracasan, porque no existe; desde el principio lo sabes pero te obligas a creer que es cuestión de tiempo, de comunicación, de cesiones tuyas o del otro o de aceptación. Y en realidad no. Todo es mucho más sencillo. Hay una cosa que me critica mucho mi abuelo que es que dice que las parejas de ahora no tenemos aguante y yo le digo que no hay que aguantar, no hay que aguantar nada. Tenemos siempre la misma discusión porque mi abuelo me ha conocido ya a cuatro novios, entonces está desquiciado porque los confunde (risas). Tiene un cacao… aunque también tiene noventa años, con que bastante tiene (risas). Fue muy gracioso porque Sergio y yo fuimos novios, luego lo dejamos y fuimos compañeros de piso pero cada uno con sus nuevos novios. Y claro, a mi me costaba mucho explicárselo a mi abuelo, en plan de: “No, yo no vivo con mi novio. Vivo con el que era el otro mi novio pero ya no somos novios”. El me dice que mientras yo esté bien y contenta… (risas). No le culpo, es difícil de comprender, no lo entienden ni mis mejores amigos…
Así que eso, cuando el amor llega, llega y es fácil. Y cuando te empieza a molestar, hay que salir de ahí lo antes posible. Mi verdadero problema es que cuando ya me doy cuenta de que la relación se ha acabado, tiendo a que se vuelva tóxica porque me cuesta mucho dar el paso de acabarla, porque me da mucha tristeza aunque no quiera estar ahí. Me cuesta mucho ser la persona que tiene que romperla. Y he tenido que hacer un disco entero para darme cuenta. Lo más sencillo que es romper en el momento en el que te das cuenta no lo haces. La única pareja que rompí en el momento justo, que no se volvió tóxica, es la de Sergio; que hablo de él pero precisamente es el menos tóxico, porque es mi mejor amigo a día de hoy. Dimos el paso de dejarlo a tiempo para que no se convirtiera en algo viciado y doloroso que luego impidiera cualquier relación posterior, sino que lo hicimos muy bien y a día de hoy es de las relaciones de las que más orgullosa me siento por eso, por no haber dejado que se pudriera y haberlo cortado antes de que fuera incómodo.
LBM – Imagina que las mariposas acaban volviendo y de forma pragmática te dicen que si saben cómo pudo suceder, ¿se convertirán en tu corista preferida?
Zahara – ¡Qué majas! ¿Te imaginas? ¡Qué bonito! No puedo contestar a esa pregunta porque la pregunta es preciosa. Cualquier cosa que diga lo va a estropear.
¡Sí! (risas)
LBM – Recomendación musical de Zahara.
Zahara – Ummm, os lo puedo enviar por correo? Es que ahora así, no se me ocurre quien quiero recomendar.
LBM – Ok, o nos lo debes!
Zahara – Hecho!
Gracias Z, y gracias a la gente del Metropolitain Café por cedernos sus mesitas para jugar a nuestro juego favorito, que es la música.