Hace ya algún tiempo, quedamos con Zahara, pusimos sobre la mesa una buen puñado de risas, unos vasos llenos y una conversación “off the record” sobre la vida. Os podéis imaginar que después de eso, ella siempre ha estado entre las candidatas para volver a sentarla en La Butaca. Con la salida de su disco, sumaba a todo esto un motivo más convincente que los anteriores: su música.
Pues bien, accedió y nos citó en una cafetería con un buen diván donde reclinarse para que extrajésemos de Zahara todo lo que tiene de SANTA. O tal vez de SANTA, todo lo que tiene de Zahara.
LBM – ¿Qué pudo leer el en tus labios antes de chocaros?
Zahara – Bueno, lo que lee es lo mismo que yo de los suyos; esto no va a acabar nada bien. Es un espejo. Se puede extrapolar a una discusión con uno mismo, a una pelea con otro o incluso a un acto sexual. La belleza y el dramatismo de la situación es la simetría.
LBM – ¿Qué es más útil tener un don, un poder o la gracia para reírse de todo lo anterior?
Zahara – (Risas) El poder, siempre el poder. Además hay que tener mucho para eso precisamente, es la única manera de enfrentarse a las cosas. Si no lo haces te persiguen y te consumen. Hacer una canción es una manera de superar ciertas cosas y de reírte, hay que transformar las cosas negativas en cosas buenas.
LBM – ¿Qué esconde Zahara detrás de las siglas SANTA?
Zahara – Yo escondo bastantes cosas, pero detrás de esas siglas solo hay una libre interpretación sobre si quieres leer Santa o Satán. Es una oportunidad que doy de elegir a aquellos que lo escuchan. El disco no deja de ser un juego interactivo.
LBM – Si nunca dejarías que leyera esto… ¿por qué se lo has cantado?
Zahara – Hay cosas que son más fáciles de expresar con música que escribiéndolas simplemente. La mayoría de las cosas que hay en mis canciones jamás han sido dichas a la cara y sin embargo son cantadas por miles de personas. Yo siempre digo; a mí no me jodas que te haré una canción. Es algo así como decirle a alguien, esta carta no la vas a leer ahora, pero la escucharás unas cuantas veces y esa será mi venganza.
LBM – ¡Es un poco Tarantino!
Zahara – Sí, no deja de estar presente Tarantino en mis canciones (risas).
LBM – ¿De qué hablaría tu exterior día?
Zahara – (Risas) Pues de algo menos despechado, seguramente. Ahora me he vuelto una persona muy diurna y lo que vivo por el día suele ser agradable, por lo que supongo que hablaría de cosas como correr en la Casa de Campo con mis amigas, hablando por supuesto de aquellos de los que se habla en interior noche (risas).
LBM – ¿Cuando no hay lugar al que volver, es tiempo de encontrar otros mundos?
Zahara – Ya lo decía Sabina “al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver” y yo pienso que a dónde has sido triste tampoco. Dicen que es cuestión de tiempo, pero yo pienso que es cuestión de circunstancias. Si tú te mantienes en la misma casa, en el mismo ambiente, es muy difícil que superes las cosas. Lo que te hace avanzar es encontrar otro lugar y los lugares son las personas. Ni a la felicidad, ni a la tristeza hay que intentar volver, sino hay que generar otras nuevas, sobre todo felicidades, porque las tristezas ya vienen solas.
«Yo siempre digo; a mí no me jodas que te haré una canción. Es algo así como decirle a alguien, esta carta no la vas a leer ahora, pero la escucharás unas cuantas veces y esa será mi venganza.» - Zahara -
LBM – ¿Es Santa la caída libre de la chica pop?
Zahara – La chica pop cayó tan libre que se estrelló. Igual está en el cielo de las chicas pop con Audrey Hepburn fumando en cigarro con boquilla, con un vestido largo y hablando de Roma. Es una manera de salir de ella a la vez que la homenajeamos, porque caída libre no deja de ser la canción más pop y con menos complejos del disco. Por eso supongo que me gusta tanto.
LBM – ¿Cuando sabes que esto no va a acabar nada bien te das cuenta de que empieza lo bueno?
Zahara – No, yo soy muy de intentar ver lo positivo hasta en lo negativo pero las cosas malas aunque acaben no me gustan. Cuando estás en el mal no ves el momento de que acabe y por eso no puedes aspirar a una situación mejor. Yo, en mi vida, intento alejarme lo máximo de eso. Siempre intento encontrar estados que me provoquen felicidad que me interesan mucho más que la flagelación, la nocturnidad y la alevosía.
LBM – Se puede tener el sabor de todos los helados, pero… ¿se puede tener el frío de todos los helados?
Zahara – Pues sí, porque al final el que tenía el sabor de todos los helados no dejaba de ser uno de ellos. Por desgracia, se puede. Es un ciclo vital que no tiene por qué repetirse pero se da más a menudo de lo que nos gustaría; igual que nos calentamos, nos enfriamos, incluso más de lo que estábamos antes.
LBM – ¿Cómo les contarás a tus nietos aquello de “hijo, yo una vez tuve una banda”?
Zahara – Pues lo pensaba hace poco, yo siempre he sido de no querer ni hijos, ni nietos, ni nada… y pensaba si alguna vez me cambiara la vida y los tuviera, no les diría “cuando era rockera…” sino “Hijo, ¿vas a venir al concierto de esta tarde?” (risas) quiero que sean súper fans y digan cosas como “Coño la abuela” o “Cómo mola la abuela”. La abuela tronca molona del rock, como Mick Jagger pero en Zahara.